Lo que callan los muertos

Lo que callan los muertos, la primera de las novelas protagonizadas por Gracia San Sebastián, y publicada por Maeva, ha cosechado buenas críticas —además de ser galardonada con el Premio Torrente Ballester— y lo cierto es que no me extraña.
Ana Lena Rivera nos traslada a Oviedo donde Gracia trabaja como investigadora de fraudes a la Seguridad Social, después de volver de Nueva York.
Gracia no es una protagonista al uso ya que ha perdido a su hijo y no habla de la muerte del pequeño con nadie, ni siquiera con su esposo, Jorge. Además, debe soportar que su madre se lamente siempre de que se dedique a una profesión que Adela no logra comprender en qué consiste, cuando antes era una importante asesora financiera con un sueldo más que jugoso. Y aspectos como esos, hacen de San Sebastián alguien más real, una persona más cercana al lector.
Los personajes que pueblan el universo de Gracia son eminentemente femeninos porque, en la investigación, la ayudan su madre, su mejor amiga, su hermana y hasta una religiosa conocida de la familia, y tienen un desparpajo que me ha hecho reír en más de una ocasión con sus comentarios y ocurrencias.
Es una delicia moverse por las calles de Oviedo —que es un personaje más de la novela— de la mano de Ana Lena Rivera y descubrir a sus gentes. Me lo he pasado tan bien que me han dado ganas de visitar de nuevo la capital del Principado y localizar in situ los escenarios en los que se desarrolla la historia, je, je.
Gracia y los suyos son aficionados a la buena mesa y, en el libro, se mencionan un montón de recetas asturianas y, en eso, me ha recordado a las novelas del comisario Montalbano, de mi admiradísimo Andrea Camilleri.
En cuanto a la trama, me ha sorprendido por lo bien planteada y desarrollada que está, sobre todo si tenemos en cuenta que Lo que callan los muertos era obra de una autora novel porque, aunque parece sencilla, presenta varios giros narrativos y quedan todos muy bien cerrados.
El tono desenfadado agiliza mucho la lectura y hace que el resultado final sea un texto entretenido, simpático, tierno y absolutamente maravilloso.