Donde haya tinieblas

Martínez. Común y excepcional. Personaje por excelencia. Maravilloso narrador de esta historia. Tan bien construido que, aunque al principio me indignaron algunas de sus reflexiones, acabó por parecerme entrañable.
Martínez es el eje de la novela, el protagonista que todos queremos escribir. Es carismático pero creíble. Tiene fallos, lo hace humano. Tiene pasado, lo hace persona.
Martínez ha conseguido cómo pocas veces me sucede que me parezca que el equilibrio entre el thriller y las vidas de los protagonistas me resulte equilibrada, que no me moleste ni una coma, que no desee que pasen rápido las páginas que no dedican a perseguir al malo.
Porque Martínez no es una historia de amor es una vida.
Os recomiendo mucho esta novela, es ágil, entretenida, con una trama enrevesada y sorprendente, muy bien documentada, con la que no pocas veces te ríes... Pero con la que también lloras. Y llorar con un thriller tiene miga 🤣🤣.
Por todo eso tenéis que leer esta novela.