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Maia y sus cinco hermanas, regresan a la casa familiar en la que crecieron tras la muerte de su padre adoptivo. Y cada una de ellas recibirá un sobre en el que hay varias pistas que deberán de seguir si quieren conocer sus orígenes. De esta manera, Maia volará hacia Río de Janeiro y allí comenzará a reconstruir su historia familiar, la cual comienza con su bisabuela Izabela, proveniente de una de las familias aristócratas más importantes de Río de la Belle Époque. Como me suele ocurrir con las historias contadas en diferentes líneas temporales, la que se centra en el pasado me ha gustado mucho más que la del presente. A través de Izabela, conoceremos como era la vida de los aristócratas portugueses que poblaban Río de Janeiro, y cómo nace y se desarrolla el monumento más icónico de Brasil: el Cristo Redentor. Además, la historia personal de Izabela y la del proyecto arquitectónico del Cristo, se unirán para llevarnos a un París de los años veinte y a sus calles más bohemias en las que numerosos artistas pasaban el tiempo en búsqueda de inspiración. Y esto ha sido para mí lo más interesante del libro ya que la línea temporal de Maia y su historia, me ha parecido bastante predecible Por otro lado, tanto Izabela como Maia viven su historia de amor; y de nuevo la de Izabela es mucho más interesante que la de su bisnieta, pues nos encontramos con la lucha interna de este personaje: regresar a Río y casarse con un hombre al que no quiere para honrar a sus padres y el nombre de su familia, o quedarse en París con el hombre al que de verdad ama. Y aun así, la parte romántica es lo que menos me ha gustado del libro porque las relaciones amorosas que surgen son bastante frías y sosas, y realmente no llegan a transmitir nada. No sé si seguiré con esta saga porque aunque la parte más histórica me ha gustado y es interesante, la romántica flojea muchísimo. |
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