Cada vez que empiezo a leer una novela de las Siete Hermanas, me sorprendo de como me engancha nada más empezarla. Y con esta me ha pasado igual. Luncinda nos traslada a una de las zonas más bonitas de Granada, el Sacromonte, con una facilidad increíble. Con una narrativa fácil y amena, que no se hace en absoluto pesada, unos diálogos muy buenos y unos personajes que te atrapan en su historia. Como siempre, combina el presente y el pasado con una facilidad asombrosa. Sobre los personajes, decir que me han encantado la dulce Angelina y la rebelde Zara. Y Tiggy, la quinta hermana, me ha sorprendido gratamente. |