El libro consta de cuatro partes: La primera, una presentación extensa de los protagonistas principales. Con extensa me refiero a 182 páginas en las que un personaje pusilánine y timorato nos da la tabarra lamentándose todo el tiempo. En la segunda, parece que por fin hay algo de interés. Un misterio, tensión... y por eso, es la parte más corta del libro. La tercera, un despropósito. Un déclive constante. Y en la cuarto todo pierde el sentido, porque nos pasamos de filosóficos y el libro se vuelve pretencioso y superficial, cargándose lo poco que había ganado gracias al tipo de narración: el vampiro contando su vida (y lamentándose más, porque si no llora no es él) a un pobre diablo del que no sabemos nada y que acabará yéndose por la tangente de la misma forma. Ni un solo personaje que me haya despertado un mínimo de empatía o simpatía. Y conforme avanzamos en el libro, la gramática se va pervirtiendo hasta convertirse en mierda ininteligible y que hiere a los ojos. Aburrido y tedioso, al final no desentraña nada ni aporta nada al universo de los vampiros. |