La ceguera del cangrejo

Qué difícil es encajar al mismo tiempo una historia negra-criminal con un homenaje al lanzaroteño César Manrique y a su obra e incidencia en la isla, mientras nos damos un paseo por ella disfrutando de sus bellos y no tan bellos parajes. Pues Alexis Ravelo lo hace, y además, consigue fusionarlo de la mejor manera.
La ceguera del cangrejo empieza por el final, con lo que hizo su protagonista, Ángel Fuentes. A partir de ahí, la narración empieza a caminar y va cogiendo el ritmo trepidante de un thriller. Descubriremos porqué Ángel decide llegar a la isla siguiendo la pista de la muerte de su compañera sentimental, Olga Herrera, para averiguar si, tal como se dijo, fue una muerte accidental, o por contra hubo algo más.
La novela, como digo, es un paseo constante por los puntos más emblemáticos de Lanzarote, creándose con ello una particular atmósfera que nos ayuda a ponernos en contexto. Ravelo también aprovecha la trama para meter el dedo en la llaga acerca de la especulación en el desarrollo urbanístico de la isla, dejando claro que la corrupción en ese ámbito no se quedó solo en el entorno estrictamente peninsular.

"—Eso es un clásico, Ángel —le dijo Blas, poniéndole una mano en el hombro—: En este país, cuando veas que hay un partido que se presenta como Independientes de tal o cual sitio, o Coalición de Independientes de no sé qué, tenlo claro: detrás hay cuatro listos hijos de puta que vienen a la política para hacerse el bisnes. Caciques de los de siempre o caciques de los nuevos, pero siempre caciques."