Una noche que no llega a ser oscura

Es un libro intenso, muy bien escrito que te invita a reflexionar sobre las vivencias, experiencias, las relaciones de cada persona con los demás, con el entorno, y como cada uno, como personas, nos creamos expectativas, cumplidas o no, y un sin fin de interrogantes.
Está escrito en primera persona desde la visión de Sergio y nos presenta a su hermano Alberto, que a raíz de un accidente coche que sufren ambos jóvenes, toma una actitud inconsciente ante la vida llevado por meros impulsos. Una actitud casi temeraria que le lleva a jugar con el peligro en la creencia que el azar, el cosmos, la vida...está de su parte para protegerlo y que nada puede salir mal o dañarle lo que se transforma en un gran optimismo y en creer que haga lo que haga y aunque no se esfuerce siempre va a poder vivir sin problemas. Esta forma de ver la vida le acaba convirtiendo en un ser egocéntrico, con un comportamiento contradictorio, caprichoso e irresponsable. Para él todo lo que le sucede son meros "accidentes" que no influyen en su vida, son una manera de vivir, no un cúmulo de errores. Ésta actitud le lleva a enfrentar la vida cómo si no fuera importante, en lo que parece un intento o más bien una búsqueda por demostrarse algo a sí mismo, más que a los demás.
Alberto es una persona egoísta y arrogante que pretende ser autosuficiente pero al final ante cada situación en la que no tiene salida siempre recurre a otros, generalmente su hermano y madre, para que le "rescaten". Y al final tras una última locura y su desaparición, el autor, a través de la voz de Sergio, nos da a entender que es muy posible que la vida le haya pasado factura demostrando que tiene sus propias leyes ajena a nosotros como individuos y que en ellas no podemos influir.