Adoro las cosas bellas, pero en ocasiones, aquello que resulta hermoso de contemplar encierra en su interior iniquidad y vileza
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Adoro las cosas bellas, pero en ocasiones, aquello que resulta hermoso de contemplar encierra en su interior iniquidad y vileza
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-Estoy más que interesado -asintió Marsh-, y también más que perplejo. Usted parece un hombre inteligente. Supongo que me investigaría antes de escribirme esta carta - dio unos golpecitos al sobre—. Ya sabrá que el invierno pasado me dejó al borde de la ruina -York no dijo nada, pero su expresión hizo que Marsh siguiera hablando—
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Esta ciudad, con el calor, los colores vivos, los olores, los esclavos... Todo está muy vivo en Nueva Orleans, pero creo que por dentro hay enfermedad y podredumbre. En apariencia, todo es opulento y hermoso: la gastronomía, las costumbres, la arquitectura... Pero por debajo... Cada uno de esos patios tan hermosos tiene un pozo de aspecto exquisito, pero luego pasan las carretas que venden barriles de agua del río, y es que resulta que el agua de los pozos no se puede beber. Las salsas y las especias son deliciosas, hasta que se sabe que su objetivo es disimular que la carne se está pudriendo. Paséese por el mercado de Saint Louis y admire todo ese mármol, la hermosa cúpula, la luz que entra en la rotonda, para después enterarse de que es un famoso mercado de esclavos, donde se venden seres humanos como si fuera ganado. Aquí hasta los cementerios son bonitos: nada de tumbas sencillas y cruces de madera, sino grandiosos mausoleos de mármol, a cuál más altivo, con estatuas y bellos pensamientos poéticos grabados en la piedra. Pero dentro de cada uno hay un cadáver que se pudre, infestado de larvas y gusanos. Hay que encerrarlos en piedra poque la tierra no sirve ni para enterrar y las tumbas se llenan de agua. Y la pestilencia cubre como un sudario esta hermosa ciudad.
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Según las leyendas de su gente, la mía encarna la esencia misma del mal...No estoy de acuerdo. He matado innumerables veces y he hecho cosas terribles, pero no soy malvado. No elegí ser como soy, y si no se puede escoger, no se puede hablar del bien y del mal
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Así sucede casi siempre que uno de los míos llega a este mundo. Inauguramos nuestra vida con sangre y muerte, igual que la vivimos
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¿No lo notas? ¡El aire apesta, Billy!...A vida...A vida, a amor, a lujuria, a buena comida, a buen vino, a sueños generosos y a esperanza. Y todo está aquí, a nuestro alrededor. ¡Cuántas posibilidades!...¿Por qué perseguir la belleza que pasó de largo, cuando por delante quedan tantas otras, tantas posibilidades?
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Siempre he admirado la belleza, pero en mi larga vida, es la primera vez que la he creado, o que he contribuido a crearla. Es agradable traer al mundo algo nuevo y hermoso; sobre todo para mí
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¿En qué año se publica el primer tomo de esta saga?