Un desierto de hielo

La acción se desarrolla en la Antártida, en una base científica noruega y con un clima muy agradable: casi 50 grados bajo cero, noche eterna y temporal de categoría. Y por si fuera poco con un asesino suelto por ahí.
Me ha gustado la manera que tiene la autora de meterte en esa vida perdida del mundo haciendo que esa atmósfera se convierta en un personaje más. La claustrofobia se hace latente durante toda la novela y consigues vivir en ese desierto de hielo al lado de los personajes.
Cuando los protagonistas llegan a investigar el recelo de los demás es tan patente que sufres con ellos ese mal rollo. La ambientación es un diez total, muy lograda.
La trama se va construyendo poco a poco a medida de que se va avanzando en una investigación en la que es difícil saber lo que está pasando, todo son trabas.
Por todo esto podría catalogar la novela como thriller psicológico con un toque de ecologismo, muy presente en la obra de esta autora y que ya vi en La mensajera del bosque. Y al igual que entonces, me vuelvo a encontrar con ese toque paranormal que a mi me abre tantas posibles ventanas a otros mundos y que me encanta. Vamos, una buena mezcla entre el suspense, el terror y la fantasía.
Bueno, no puedo hacer otra cosa que recomendarlo, porque seguro que vais a pasar un buen rato. Aventuras a tope.