Las aguas sagradas

En Las aguas sagradas volvemos a encontrarnos con Jimena Cruz, la periodista que protagoniza su anterior novela, Las niñas salvajes. En esta ocasión Jimena será un apoyo externo que la propia policía establece, dado que la periodista fue una pieza clave en la resolución de un caso anterior.

Al principio se me hizo un poco difícil entrar en esta historia por la gran cantidad de referencias en los primeros capítulos, al anterior caso de Jimena, y aunque había leído Las niñas salvajes, me parece que hay un exceso de datos para poner en contexto al lector que venga sin haber pasado por la anterior. Aunque comparten protagonista y escenario son historias independientes y si hay un exceso puede parecer que nos estamos perdiendo algo.

Vuelve la ciudad de Granada como escenario y personaje, pero esta vez quien toma la mayor parte del protagonismo será el río Darro que atraviesa Granada aunque en su mayor parte lo hace soterrado. Las aguas sagradas es una novela en la que la historia y la política juegan un papel importante y en la que la autora hace hincapié para que muchos sucesos ocurridos, con desastrosas consecuencias, sean conocidos y además no caigan en el olvido.

La narración se centra en esta ocasión en las dos protagonistas femeninas, Jimena y Fátima, creando un pulso narrativo que tensiona las relaciones conforme avanza la historia, pero que se complementa de manera correcta y que beneficia una trama llena de giros argumentales que desemboca en un final correcto y acorde con una historia que además parte de un hecho real.

Es esa parte de la historia de una Granada no tan lejana, pero desconocida para los foráneos, y la manera en que está traída, ajustándose como un guante a la trama más criminal, la que hace que Las aguas sagradas se lea con interés y curiosidad.

Bebés robados, memoria histórica, relaciones familiares, olvido y venganza son algunos de los temas de fondo en esta historia que juega constantemente con el lector a través de una prosa cuidada y correcta y que engancha rápidamente.

Sin embargo, porque siempre o casi siempre hay un pero, creo que le siguen sobrando descripciones innecesarias y que realmente no aportan nada, como ejemplo las de la vestimenta o el maquillaje, ya que en raras ocasiones serán de importancia para la trama.

Con todo esto, y sabiendo que habrá más casos para Jimena Cruz, estaremos atentos a su publicación.
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