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Nuevamente retomamos a aquella fatídica noche de juegos y borrachera en la que Daniel Smythe-Smith se bate en duelo con Hugh Prentice, pero ahora veremos desde el punto de vista de este último aquella noche, Hugh siempre se había jactado de ser muy inteligente y poder ganar casi cualquier partida de póker, pero ese día se sentía con suerte y tomo más de la cuenta, lo que hizo que no jugara como siempre y perdiera, montado en cólera y sin creer lo que acaba de pasar, y algo alocado por el alcohol, acusa a Daniel de hacer trampa y lo reta a un duelo, lo que no esperaba es que la bala le diera en su pierna y acabara con su vida como la conocía ahora, tiempo después tratando de redimirse y dándose cuenta que gran parte del problema fue culpa suya y del alcohol va en busca de Daniel para regresarlo en sociedad, pero también vemos como su terrible padre, quien siempre atormento su vida, busca venganza, sin importarle lo que su hijo quiera, pero más que a su hijo quiere un heredero y esta es la moneda de cambio que usa Hugh, quien no quiere seguir con aquel apellido que tanto dolor le ha causado. Después de ser parte clave en los arreglos de los Smythe-Smith, es invitado a la boda de Honoraria, boda en la cual tratan de emparejarlo con Sarah, pero ella culpa a Hugh de sus malas temporadas y de cómo aún tiene que tocar en esa espantosa velada musical, y aunque ambos no se llevan bien, Sarah con su odio mal infundado y Hugh que no entiende bien este odio pero que tampoco quiere remediarlo pasan de largo, pero no esperaban que al haber sido de gran ayuda en el rescate de Anne, nuevamente ha sido invitado a una boda de la familia, donde nuevamente coincidirán y se darán cuenta que realmente no se odian tanto como pensaban. Sarah es tan dramática que cuesta tomarle cariño, al contrario de Hugh quien me parece un personaje con tantas capas, trayendo tras de sí una terrible infancia, un terrible padre y la culpa de una noche en la que decidió tomar un poco más de la cuenta, lo que termino de arruinar no solo su vida sino la de terceros. Si bien lleva dos libros tratando de remediar esto, es la parte que a él le toca la que costara más, pues la herida en su pierna lo hace un hombre que ya no puede brindar la misma felicidad a una mujer, y parte de esto es planteado cuando ve bailar a Sarah y es consiente que él no puede durar mucho tiempo de pie, no puede cabalgar como antes lo hacía y no puede hacer algo tan simple como dar un paseo con la chica que le guste. El giro de los acontecimientos fue un poco dramático, aunque desde el libro anterior viene haciendo eso la autora, creo que fue demasiado drama, aunque me agrado ver la evolución del personaje de Sarah y ver como defiende a Hugh de su padre. |
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