La Otra Miss Bridgerton

Y llegamos a la tercera entrega de la serie Rokesby, la que, sin duda, es mi preferida de los tres libros que he llevo leídos (bueno, más bien reseñados, que ahora mismo ya los he leído todos), de cuatro que componen la serie. La verdad es que me está encantando que en esta serie, precuela de los Bridgerton, la autora nos presenta situaciones muy diferentes para cada hermano: en el primer libro, George, el cabeza de familia, empieza a sentir algo por su vecina, con la que siempre se ha llevado como el perro y el gato; en el segundo libro, Edward, un soldado, se despierta casado y con amnesia, y en esta tercera parte, es el turno de Andrew, quien nos muestra que la vida pirata es la vida mejor.
Todo comienza cuando Poppy Bridgerton, prima de los Bridgerton que viven en Londres, investigando nuevos lugares, descubre una cueva que es el lugar de contrabando de unos piratas. Así, cuando la descubren, la toman como rehén y la llevan a su barco. Lo que no sabe es que el capitán, Andrew Rokesby, en realidad sirve a la Corona y se encarga de llevar documentos importantes a su destino, por lo que la secuestra para salvaguardar la seguridad del país.

Una de las cosas que más me ha gustado del libro es que está ambientada en un barco, la mayor parte de la novela transcurre en él y podemos apreciar las labores de la tripulación, cómo se siente al encontrarse un vaivén constante y los prejuicios de tener a una mujer en el barco. Respiramos la brisa marina y vivimos los peligros que derivan de encontrarse a merced de las mareas. Me ha resultado curioso que nuestra protagonista sea la rehén en el barco, la verdad es que la autora esta vez nos ha presentado una situación bastante original. La primera parte del libro digamos que se centra más en conocer a los personajes y a la vida en el barco, y ya la segunda contiene bastante más acción, lo que le da un toque diferente. Además, durante la lectura no faltan risas, porque el tono de humor está presente de manera notable.
Me gusta Poppy, me gusta mucho. Es una chica curiosa, le encanta aprender, preguntar, investigar por ahí, dar respuestas inteligentes y cuestionar todo lo posible. Poppy me daba ganas de vivir el mundo, no sé si me explico. Y Andrew me encanta también, tiene su corazoncito, una labia increíble y mucho conocimiento que comparte con nosotros. La verdad es que cuando lo conocimos en el primer libro, no me llamó tanto la atención, pero en este me ha conquistado por completo. Las conversaciones entre ellos son chispeantes, con mucha picardía y muy estimulantes, no son diálogos sencillos para salir del paso, sino que resulta interesante ver cómo interactúan y se atisba la química desde el primer momento. Si quitamos el tema del síndrome de Estocolmo (lo siento, tenía que decirlo jaja), es una delicia ver cómo los protagonistas se van acercando, me he enamorado de los momentazos que nos regalan. Por ejemplo, es inevitable suspirar cuando Andrew lleva a Poppy a la cubierta, o cuando ella se inventa la historia de cómo salieron las estrellas. Me parecieron escenas preciosas. También es genial ver cómo Andrew busca que Poppy no descubra su identidad, que él es un Rokesby y que su familia está tan unida a los Bridgerton. Todo eso hace que la lectura sea muy fluida.

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