Diez cosas que me gustan de ti

Leer cualquiera de las historias de Julia Quinn es un acierto seguro porque siempre tiene en vilo al lector con sus personajes y sus vivencias, y con esta novela ocurre exactamente eso. Diez cosas que me gustan de ti es un libro tan entretenido que te lo lees de un tirón gracias a unos protagonistas de excepción, como son Annabel y Seb.
Sebastian, quien ya destacaba en Secretos en Londres —convirtiéndose en uno de sus personajes esenciales, pese a ser un secundario—, en esta novela está que se sale. de él, la autora estadounidense nos descubre muchísimas cosas y, al menos a mí, más de una me dejó con la boca abierta y una sonrisa en los labios. Desde luego, es una maravilla de hombre porque, además de su sentido del humor y un ingenio como pocos, es tan asombroso y encantador que se hace querer todavía más que en el libro anterior.
Annabel, por su parte, es la dulce y bondadosa heroína de la historia. Una muchacha recién llegada a Londres y a la que sus abuelos pretenden casar con un pretendiente adinerado y horrible.
La antítesis de Annabel me pareció su abuela, pero incluso esta me sorprendió en más de una ocasión. Por el contrario, me encantó la camaradería tan bonita que une a Annabel con su prima y, cómo no, el papel que juega en la historia Olivia.
La novela tiene un poco de todo, ya que en ella se nos relata desde las vicisitudes de una joven debutante durante la Temporada, la mezquindad de la gente que la rodea, un antagonista odioso, los traumas posteriores a la guerra, humor, el carisma de unos personajes fantásticos, romance y la buena mano de Julia Quinn como toque final. Qué más se puede pedir.