—… Le doy la bienvenida a bordo de la Naamah Darling, señora Wilkes. Quizá me esté equivocando, quizá no sea la mejor manera de pagar una vieja deuda, porque puede que esté llevándola a su muerte, pero supongo que usted piensa cruzar el muro de un modo u otro, ¿no? —Así es. —Entonces, supongo que lo mejor es que comencemos a prepararnos. —Levantó el pulgar hacia las calderas y dijo—: Las calderas no tardarán en calentarse. La llevaré al otro lado. —Para… ¿pagar una vieja deuda? —Es una gran deuda. Yo estaba allí, en la comisaría, cuando la Plaga apagó todo el mundo. Mi hermano y yo llevamos a su padre de vuelta a casa. No tenía porqué hacerlo. —Negó con la cabeza de nuevo—. No nos debía nada, pero nos sacó de allí, y ahora, señora Wilkes, si es lo que quiere… la llevaré. |