Tanto amor para nada. Una atracción irresistible con más de un millón y medio de lectoras.

Una vez más, Newton Compton Editores nos trae una novela divertida, adictiva, romántica y sana, que yo he devorado en apenas un par de días.

Tanto amor para nada nos cuenta la historia de Violeta, una abogada amante del trabajo y cansada de los hombres que llena su armario de trajes de chaqueta, sale de casa a cara lavada y opta por la comodidad del pelo corto. Por cuestiones laborales se encuentra con Lorenzo, nuestro protagonista masculino, que, además de ser un empresario guapo y atlético, acostumbra a acaparar la atención de las mujeres.

A priori no tienen nada en común, pero un viaje de trabajo y unas cuantas copas de vino de más conseguirán romper el hielo que existe entre ellos despertando la curiosidad de ambos por el otro así como las ganas de Violeta por salir de su zona de confort y las de Lorenzo por ver como lo hace y formar parte de ello.

Una de las cosas que mas me han gustado ha sido la forma en la que la autora ha conseguido que empatice con los protagonistas, sobre todo con Violeta. Pero lo que más me ha gustado es el mensaje claro y conciso que nos deja esta novela: las apariencias engañan.

Además la pluma de la autora es sencilla y ágil haciendo que la lectura sea amena y ligera. Los diálogos son otro punto fuerte de este libro, sobre todo cuando interviene la señora Fumagalli. Una señora mayor y muy sabia con muy buena mano para los cocteles.

En cuanto a la estructura, tenemos veinticuatro capítulos escritos en presente y primera persona, que van alternando el punto de vista de Lorenzo y el de Violeta, y el epílogo seis meses después. Además, al principio tenemos la lista de Violeta que ya nos da una idea de lo que nos vamos a encontrar.

Resumiendo, Tanto amor para nada es una novela de amor sano y a fuego lento que recomiendo sin ningún lugar a dudas.