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Helsey llega a la universidad convencida de que se alejará del mundo del fútbol y podrá centrarse en sus estudios, pero un trato con Tommy, capitán del equipo trastocará todo. Tommy necesita que su co-capitán se centre en el juego y para ello necesitará que Helsey llame su atención. Por mutuo acuerdo deciden fingir salir juntos, hasta que los sentimientos entran en juego. Lo primero que hay que decir de este libro es que tiene muchos minidramas que enlazan toda la historia. Tanto la situación familiar de Helsey como la de Tommy tienen sus dramas internos, a los que se añaden los de la universidad. Y en general me han gustado pero el último de todos me ha sobrado y chirriado un poco. La dinámica entre los dos fluye muy bien, vas viendo que se hacen amigos, que se atraen, el despertar de sentimientos de ambos, los errores... Pero el hecho de tener que avanzar en esa parte final como a tumbos me ha desencantado un poco de todo lo que había leído. Helsey es algo cabezona, aunque le ves su encanto, siendo una chica de mente rápida pero algo ingenua. Tommy es un buen chico, tal vez en algunos momentos demasiado maduro pasando luego a decisiones adolescentes impulsivas. El choque de personalidades funciona y que no sea un instalove, también. Los secundarios sirven para crear un entorno más creíble, sobre todo en el caso de los amigos de Tommy, de los que me han quedado ganas de saber nada. La forma en la que aportan bromas, reflexiones y momentos de tranquilidad a los protagonistas hacen que la historia no se centre solo en la trama amorosa y nos muestra unas pinceladas más de ambos. En conjunto es una historia dulce, entretenida de leer, que hace que enamores de la pareja que hacen aunque de cara al final se hace ya algo pesada porque tras tanto drama esperas algo de relax. Ideal para quienes busquen esas historias de (post)adolescentes llenas de enredos. Colibrí. |
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