Los chicos malos siguen apostando, las chicas listas siguen ganando

En esta ocasión les toca el turno a Héctor y a Aitana, aunque vamos a continuar sabiendo de la familia León al completo, sobre todo en la primera parte, cuando tienen que mudarse a EEUU. Está muy bien delimitada, en la primera parte de esta entrega, que ocurre a la vez que el anterior volumen, vamos a ver cómo Aitana y Héctor van conociéndose pero aguantándose las ganas por todos los problemas colaterales que podrían haber y que termina de una manera que OMG! En la segunda parte, vamos a viajar hasta La Habana y nos volvemos a meter de pleno en carreras ilegales, conoceremos los orígenes de Héctor y también nos vamos a chocar de frente con la mafia rusa.

Vaya pareja que hemos descubierto en esta continuación. Lo tienen todo en contra, pero con esa química y esos sentimientos y buenos deseos, esos miramientos el uno por el otro, esas concesiones… es brutal. Aitana tiene 18 años, no lo ha tenido fácil en la vida, Rico se lo ha hecho más fácil, pero tiene las cosas cristalinas y luchará con todas sus fuerzas y contra todo pronóstico por lo que desea. Héctor es un viva la vida, un aventurero, un ser generoso y de luz que tiene que hacer frente a una encrucijada, pero intenta hacer todo lo que él cree que es mejor para todos, aunque sea él quien sufra con ello.

Los personajes secundarios en la primera parte siguen siendo los León, donde Mati sigue siendo AMOR (hay una conversación entre Mati y Héctor que te derrite por dentro y por fuera), en la segunda parte vamos a conocer a Rayo y a Milady Ramos que se unen a la familia y son dos personajes más a tener en cuenta.

Otra lectura de Cristina Prada que he devorado y que es necesaria para cerrar el círculo. Una delicia haber paseado por las calles de la Habana y haberme topado con estos personajes,