Los asesinos del emperador

En los asesinos del emperador se abarca un período convulso y turbulento de la historia de Roma, en concreto el comprendido entre los años 63 y 98 d. C.. La mayor parte de la trama corresponde al reinado de Domiciano, que no sale muy bien parado después de un exhaustivo análisis. Si se quiere disculparle habría que atribuirlo al excesivo consumo de plomo, añadido al vino para protegerse del cardenillo y que se le atribuye la paranoia como uno de sus efectos secundarios. Aunque por lo que parece ya apuntaba maneras de joven, a lo largo de sus 15 años de reinado se fueron acentuando sus rasgos despóticos y su nerviosismo ante cualquier posible candidato a ganarse el reconocimiento del pueblo. Fue el último emperador de la dinastía Flavia, después de los reinados de su padre Vespasiano y su hermano Tito.

35 años de historia y 9 emperadores (algunos con un reinado efímero) dan mucho juego para poder elaborar este trabajado libro donde el autor tira de una extensa bibliografía y se permite alguna licencia que otra (como el mismo reconoce en el caso de Domicia).

Intrigas palaciegas, gladiadores en el anfiteatro Flavio y sus escuelas especializadas para perfeccionar la técnica, las tensiones en las fronteras del vasto imperio y la llegada al poder del primer emperador hispano conforman un amplio repertorio de pequeñas historias que el autor hábilmente va tejiendo hasta completar su cuadro.

Reconozco el mérito de Santiago Posteguillo, en unir todas las piezas de este gigantesco puzzle y darle sentido a una parte de la historia que es apasionante, me parece un grandisimo historiador realizando un gran trabajo recopilatorio y uniendo las piezas con voluntad y acierto aunque no considero que se le pueda considerar un escritor sobresaliente en lo referente a su estilo narrativo y creativo. El recurso de repetir la última frase o palabras se puede usar, pero si se abusa parece un recurso simple y la resolución del asunto de los gladiadores y la gladiadora queda poco creíble y parece un final de mala novela romántica.

Es lo que tiene cuando partes de unas expectativas superelevadas, parece que se acentúa el diablillo crítico que llevamos dentro tratando de buscar los puntos débiles de una obra que reconozco es muy completa y totalmente recomendable para todos los públicos, especialmente los aficionados a la novela histórica.

Alea iacta est, oigo los pasos de la guardia pretoriana del gran césar Posteguillo acercándose 😥