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Sentarme a leer una novela negra para mi tiene dos alicientes. El primero pasarlo bien, aunque la trama me lo haga pasar mal valga la paradoja. Y segundo y no menos importante, leer una novela que me sorprenda, que no me haga pensar que es una historia más, que ponga temas controvertidos ante mis ojos y me haga reflexionar. Esto podríamos expresarlo de la siguiente manera, que tenga su poquito de denuncia social. Con todo lo dicho y si le ponemos como guinda unos protagonistas interesantes el thriller se convierte en una lectura obligada. El hombre que mató a Antía Morgade es un thriller de mérito porque en toda novela donde al principio te cuentan quien es el asesino tiene que ser muy buena para que te siga sorprendiendo y en este caso, la novela de Arantza Portabales es muy buena porque aúna en su trama lo mejor de las novelas de misterio clásicas en un claro homenaje a doña Agatha y su famosa obra Los diez negritos, mezclado con una novela negra con aspectos de rabiosa actualidad, cargada de misterio y donde el lector juega a ser detective en un caso donde el lector necesita leer porque tiene ansias por saber que va a ir pasando. Seis amigos se reúnen una noche a cenar tras muchos años sin verse. En común, que todos ellos vivían en un piso tutelado y años después todos de alguna u otra forma han hecho su vida con mayor o menor fortuna. En la memoria, la muerte de una compañera de piso. A partir de ese momento alguien los irá asesinando ¿Quién y lo más importante por qué? Personajes muy bien dibujados dignos de acudir a conocerlos, aunque alguno que otro nos duré lo que tenga a bien la autora describirnos en su capítulo de presentación. Creo que ellos son la verdadera razón para leer esta novela, conocer su historia, que bien podría ser la de cualquier otro menor tutelado a los que ni gobernantes ni sociedad les presta la suficiente atención en un mundo en le que son más un problema que una realidad. |
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