Belleza roja

La belleza es un término muy subjetivo, cada uno vemos la belleza en un lugar distinto. Nos conmueven cosas distintas, una curva, una sonrisa, unos ojos, una voz.
Asir la belleza es a veces complicado, poseerla, sin alteraciones, hacerla eterna.
Belleza puede ser la imperfección, puede radicar en la duda.
No decir, para no saber genera confusión, pero a veces uno se esconde tras el silencio, para no descubrir la suciedad, lo turbio, lo imposible.
Un asesinato, pocos posibles culpables y demasiadas mentiras y secretos.
Portabales nos adentra de forma magistral en la psicología de personajes con un gran bagaje. Nada es inocuo, todos están inyectados por el veneno vital y tormentoso del devenir, de lo inevitable.
Todos podrían haber sido los causantes de la dudosa belleza del escenario de una muerte pictórica, pero tan real, que los sumirá en una espiral de destrucción.
Nada puede quedar de pie cuando todo se quiebra. Nadie puede sobrevivir a la verdad.
Una pareja de inspectores cuya historia encierra una enorme valentía de la autora, que expone una situación terrible y que, no obstante, llegas a querer obviar, pero ¿Puede obviarse la violencia latente, la patente?
He llorado con Ana, he llorado por todo lo que pudo ser, haber sido, será.
Narración perfecta, tempos perfectos, soluciones que esconden aberraciones.