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No sabía qué me iba a encontrar en este libro por lo que no puedo decir que me ha decepcionado, pero sí puedo afirmar que esperaba algo más. La historia y la trama en sí no son malas, una historia bien narrada donde todos parecen culpables y todos tienen motivos para realizar el crimen. La autora cae en algún que otro tópico pero se le perdona porque le da intensidad a la historia La composición del libro está muy bien para darle ligereza a la lectura. Capítulos cortos, algunos de ellos cortísimos, narrados en su mayoría en tercera persona, excepto algunos que intercala en primera persona narrados por Lía Somoza donde podemos empatizar con el personaje ya que nos narra cómo se siente ante ciertas situaciones. También encontramos algún capítulo que nos enseña qué hacen y como se sienten los distintos personajes en un mismo momento, cosa que me ha gustado mucho. En cuanto a los personajes están todos muy bien elaborados. Todos ellos arrastran problemas pasados que marcan su personalidad. Desde la frialdad y entereza de Sara Somoza, pasando por la locura de tía Amalia, por el típico "sangre fría manejable" de Teo Allén o por la fragilidad de Lía Somoza. Pero si me tengo que quedar con uno de ellos sería, sin lugar a dudas, con Ana Barroso, una mujer luchadora, dura y muy empática que sabe lo que quiere y no se deja manejar. Ella es dueña de su propia vida (ese es el mensaje que me ha transmitido) La sensación que me deja el libro es un tanto agridulce. Por un lado, la resolución del caso es maravillosa pero por otra el desenlace de la relación entre dos de los personajes me ha dejado un sabor un tanto amargo. El motivo por el que no le doy más puntuación es porque no ha conseguido engancharme, no sé realmente el motivo por el que no lo ha hecho pero es así. Aún así es una historia que vale la pena leer como entretenimiento sin esperar giros espectaculares. Por eso os invito a que os sumerjais entre sus páginas. |
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