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En betibú se tocan diversos temas con una calidad excelente propias del estilo de Piñeiro. Empezando por el hecho de que esta novela está toda narrada, los diálogos están narrados en lugar de señalizarlos y aunque a veces resulta un poco confuso, me encantó y en ningún momento me dificultó la lectura. Los toques de crítica social que mete Claudia en sus novelas son brillantes, admiro sobre todo los retratos sociales que consigue. El hecho de captar diferentes clases sociales con simples palabras que nos dejan ver más de lo que dicen. Esta es la segunda novela donde se mete de lleno en un country y creo que marca bastante la decadencia y el snobismo, esa exclusividad tan marcada que defienden recelosamente los vecinos de la Maravillosa. Y aunque este country es uno de los escenarios principales de la novela ya que ahí adentro ocurren tres asesinatos, perdón... accidentes y suicidios, o eso aparentaban, también tenemos el escenario de un famoso diario nacional que es la contracara de todo este asunto. Y qué decir de los personajes! Llegó un punto casi a mediados de la novela, quizás antes, en que decidí que adoraba a los protagonistas. Tenemos en primer lugar a la escritora Nurit Iscar, mejor conocida y apodada betibú. Nurit es una famosa escritora de novelas de suspenso que lleva 3 años sin escribir historias propias luego de las fuertes críticas que recibió su última novela, un experimento e incursión en el género romántico. Pero con el asesinato de Chazarreta empieza la historia y el editor del diario El Tribuno, ex amante de Nurit, la llama con una propuesta que ella termina aceptando. Se instalará en una casa de la Maravillosa para investigar a su manera todo lo relacionado con ese asesinato y publicar informes onda no ficción en el diario. A la par tenemos a Jaime Brena, el ex periodista de policiales del Tribuno que ahora escribe notas boludas para la sección de Sociedad. Pero Jaime todavía tiene contactos de policiales que le pasan el chivatazo de la muerte de Chazarreta antes que se filtre y le cede la primicia al pibe que se encarga de su antigua sección ahora. Todo esto termina juntando a estos periodistas y a la escritora para investigar más a fondo el asunto y descubrir que el asesinato de Chazarreta no fue algo trivial y que va más allá de lo esperado con otros muertos que le hacen compañía. Me gustó mucho el equipo que hacían ellos tres y la forma en que se iban complementando a la hora de resolver este caso. Cada uno aportó su parte en este rompecabezas y hasta me sorprendí de adivinar algunas cuestiones antes que ellos. Sin embargo, el plot twist me sorprendió porque me esperaba algo feo y resultó más turbio de lo esperado. Aunque ese plot twist es solo un lado de este caso porque la resolución final que encuentran, aunque no terminen de indagar, es mucho más terrible. Quitando ese asuntito particular de lado, cabe destacar los diferentes temas que aborda la autora en esta novela, uno de los más importantes se relaciona con los medios de comunicación y la información que publican, los filtros, las bajadas de línea, esa censura solapada por intereses u opiniones propias o de terceros que afectan al medio. El hecho de que el periodismo se vuelva algo más bien trivial, comercial, cuya función no sea exactamente contar la verdad de los hechos porque va en contra de la línea editorial. A la par se toca un poco el tema de la mediana edad con dos protagonistas que ya están entrados en años, que no son unos pendejos y los años les empiezan a pesar. Y relacionado a esto se entrevé el tema de la soledad que experimentan y tratan de llenas de alguna forma. Otro tema recurrente a lo largo de la novela es el poder y la posición, relacionado un poco con los vecinos del country con sus reglas estúpidas y los privilegios del pertenecer a ese lugar. Pero también se ve del lado de los villanos ocultos, que se encuentran en la posición de hacer lo que quieren y cuentan con el poder suficiente para hacerlo y que parezca algo posible a pesar de lo trágico que sea. La verdad terminé bastante sorprendida con esta novela que de todas formas nos deja reflexionando sobre la moralidad de todo ese asunto, pero que preferimos no conocer porque no informan al respecto y porque igual es mejor no saberlo, por nuestro bien. Claudia resarció un poco mis insatisfacciones con las últimas dos novelas que leí suyas y betibú me dejó un mejor gustito, me despido de esta historia bastante satisfecha aunque ciertas cuestiones permanecerán inconclusas y sin saberse. |
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