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Crítica de CARMINA


CARMINA
24 January 2018
Nos encontramos ante una novela muy visual, muy cinematográfica, sería la palabra exacta, una historia que va pasando ante nuestros ojos a medida que vamos leyendo, y nos va llenando de angustia, de temores, al menos si empatizas como yo lo hice con esa madre que trata de proteger a su hijo.

El ritmo de la lectura no es constante en todo momento, se explica por la circunstancia de cada escena que narra, pero también por la necesidad de que conozcamos a esa madre y porque es tan obsesiva con la protección de su hijo. Esos momentos en que Joan se retrotrae a su infancia, recuerda la ausencia de su padre desde temprana edad, la relación casi inexistente con su madre que la ignoraba, los paseos para cazar con su tío, y el ambiente de abandono que reinaba en su hogar, son esenciales para entender porque Joan protege con tanto ahínco a su hijo, porque en realidad está protegiendo esa burbuja casi perfecta que ha creado en su vida para borrar una infancia dura, sin cariño, con muchas carencias, que han forjado a la mujer dura, obsesiva y cuadriculada que es.

También el comienzo es un tanto lento, Joan tiene por costumbre ir al zoo cuando Lincoln sale del colegio, es una especie de rutina, tienen un par de sitios donde hacer tiempo, merendar y que el niño juegue con sus muñecos. Llama la atención la riqueza de recursos que maneja el chico, una imaginación desbocada que le permite crear mundos para sus muñecos de acción, un vocabulario y unas preguntas maduras o muy maduras para su edad, sin embargo no puedo ponerle pegas porque mi hijo también lo usaba y te freía a preguntas que difícilmente podías contestar y cuanto más tardabas en hacerlo más le surgían. Sin duda he visto representado a mi hijo en ese pequeño de cabellos negros y rizados.

La rutina diaria de Joan me ralentizó la lectura, sin embargo son unas pocas páginas, pronto se hace la hora de cerrar y a pesar de que van con el tiempo justo porque se han entretenido Joan no puede dejar de darse cuenta de que algo es distinto a los otros días, los animales no están a la vista o están inusualmente inquietos, es la hora en la que los alimentan y no parece que nadie lo haya hecho, sigue avanzando, tirando de su pequeño, porque teme quedarse encerrada en el zoo, sin embargo está alerta, nada le es familiar, incluso Lincoln gimotea más de lo normal y pretende que le lleve en brazos y de esa forma no puede llegar a la salida a tiempo.

En el momento en que descubre personas en el suelo en posiciones rocambolescas y un hombre con un arma, a Joan se le dispara la adrenalina, y también al lector que comienza con ella una carrera física y mental, que al menos a mi me agotó, tenía que parar de leer y notaba las piernas doloridas y un cansancio psíquico que no era normal.

La autora conoce bien el zoo donde ha ambientado su novela, o si es producto de su imaginación hace unas descripciones muy precisas, quizás eso en algún momento también ha llegado a resultarme un poco cansino, me cortaba el ritmo, lo que yo pensaba que tenía que ser la acción en cada momento, pero mirado desde la perspectiva del tiempo pasado entre la lectura y la reseña, me doy cuenta de que no se si hubiera podido aguantar una lectura que hubiera mantenido ese ritmo alocado en todo momento.

Lo que más atractivo me ha resultado es que la autora también haya puesto en valor los planteamientos de los criminales, jóvenes toda la vida ninguneados, sin ningún futuro, que no son aceptados ni en sus familias, ni la sociedad es capaz de darles un lugar, gente que no acepta normas, que no entiende de reglas, y que un buen día se encuentra en las redes a un desaprensivo con aires de grandeza, que les presta esa atención, que les dice que están llamados a la gloria, a hacer cosas grandes. Les da un arma, les propone entrar en un zoo, y disparar contra todo lo que se mueva, personas y animales, hasta que no quede nada con vida. Es como un día de caza, solo que las piezas que se cobran son humanos y con ello limpian un poco el mundo de esos seres que les hacen ser insignificantes, que los aplastan cual insectos.

Las conversaciones entre los dos muchachos armados, me han puesto en ocasiones los pelos como escarpias, he pensado lo importante que es nacer en un hogar donde te quieran, donde potencien tus habilidades, donde no te hagan sentir mal. Sin embargo, no he podido evitar hacer comparaciones con la infancia de Joan, no mucho mejor que la del chico que empuña el arma y me ha faltado vislumbrar qué es lo que hace que una persona intente crear un mundo mejor para su familia y qué decanta la balanza hacia la criminalidad. al final tal y como el joven dice en algún momento el detonante es esa persona que les toma en serio, que les escucha, que les da lo que en casa y la sociedad les niega. Esa persona es la que desequilibra la balanza hacia la nada.

No obstante, vemos momentos de lucidez en Robby, encontramos razones para la esperanza, no es capaz de matar a quien le ha tratado bien, o al menos a quien él recuerda que le ha tratado bien, ese es el rayo de esperanza tan brillante como efímero.

Otro punto fuerte, o quizás el que más, es la evolución de Joan, en las tres o cuatro horas que dura el asedio, en todo momento es una madre coraje, que lucha por salvar a su hijo, pone sus pies a correr y su mente a pensar, en un momento de debilidad piensa que el móvil y la conexión con el exterior puede ser su salvación, sin embargo, pronto se da cuenta que puede ser más una condena que una salvación y decide usarlo para desviar la atención de los hombres armados de su escondite. A partir de ese momento esta sola con su hijo, solo ella puede salvarle, solo ella puede calmarlo, alimentarlo, esconderlo, como lo haría cualquier animal con su cría, y ese es el cambio que se produce en ella, deja de ser racional, para moverse por instintos y no siempre escoge la opción más adecuada. En algunos momentos llega a pensar que su hijo y los otros personajes con los que se encuentra son un estorbo para ella.

La autora nos demuestra que las personas con los estímulos adecuados y sometidas a presión pueden escoger caminos perjudiciales para ellos, en el caso de Robby coger un arma para disparar contra cualquier cosa que se mueva, y en el caso de Joan llegar a convertirse en un animal capaz de todo con tal de proteger a su hijo, y al final no solo a su hijo si no a las personas que se han cruzado en esa aventura con ella.

La autora crea un ambiente oscuro, angustioso, de desinformación, los rehenes no saben nada, ni cuantos hombres armados hay, ni que pretenden, no saben cuanta gente queda viva en el zoo, ni si la policía esta ya en las inmediaciones, la poca información que va teniendo Joan la capta de las conversaciones de los chicos con los que se cruza en varias ocasiones, y como no tiene el móvil no es capaz de transmitirla al exterior. Sin embargo, la tensión hay momentos que se diluye, cuando Joan piensa en su infancia, cuando se encuentra con otros rehenes, no es una tensión lineal mantenida, ni va en crescendo en todo momento, hay momentos en que se difumina, el lector no termina de perder contacto con la trama o con el lugar donde se encuentran los protagonistas, pero puede respirar, resarcirse un poco.

Como he dicho al principio no es una novela redonda, y no lo es porque la autora empieza de menos, a más, y en un momento dado hacia mitad empieza a perder fuelle, para retomarlo casi al final, pero se precipita, es como esos castillos de fuegos artificiales que en un momento dado pierden la conexión con el ordenador, hay que encender la mecha a mano y deslucen el final.

Demasiada precipitación para una novela que hubiera podido tener un final de infarto, a la altura quizás de toda la trama creada, que daría para una película. No entiendo el porque si se ha recreado en ciertos pasajes como la infancia de Joan y de Robby, termina de esa forma tan abrupta, con más preguntas que repuestas, dejando un sabor agridulce.

Aún así la recomendaría por todo el trasfondo que tiene detrás si somos capaces de reflexionar sobre lo que hemos leído, nuestra sociedad no tiene mucho que ver con la americana, aquí no hay permisos de armas de forma tan alegre, pero los jóvenes se echan a perder de la misma forma, quizás nos vendría ver interiorizar un poco lo que esta novela cuenta.

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