Pérez-Reverte juega con toda la metodología de la clásica novela-problema y firma un eficaz homenaje a la ficción policial con un crepuscular trasunto de Sherlock Holmes y una muy literaria concepción del thriller. Borges estableció los cuatro requisitos esenciales de la novela policial: explicitud de todos los términos del problema, economía de personajes y recursos, primacía del cómo sobre el quién, y solución necesaria y sorprendente pero no sobrenatural. El autor del capitán Alatriste lo tiene claro y pivota su narración teniendo en cuenta esos mandamientos del testamento policiaco literario. Nos presenta una obra que escandilará a los cinéfilos proponiendo meternos en la piel del alter ego del mismísimo Sherlock del cine clásico: Basil Rathbone. En cuanto novela criminal y de enigma, Pérez-Reverte hace un trabajo magnífico, completo, redondo, que responde con plenitud a todas las exigencias del género. Cuanto menos se sepa de El problema final mejor. Cuanto más virgen llegue el lector a este libro más satisfactorio será a la hora de despachar su ingeniosa trama. Un libro excelente que propicia un caudal de conjeturas en torno al imaginario Sherlock Holmes que se resuelven con solvencia absoluta. |