LA DAMA PÁLIDA

Reconozco que, si me pidieran que simplificara mucho y encasillara La Dama Pálida dentro de un único género literario, me resultaría verdaderamente complicado hacerlo. La soberbia pluma de Mario Peloche consigue una obra con muchos rasgos del género de terror más clásico (recordando el goticismo de esas novelas del Siglo XIX) pero sería verdaderamente injusto no mencionar también esa faceta de novela histórica de calidad, bien documentada y fiel a los testimonios de la época; finalmente sería imposible no mencionar su excelencia como novela de narrativa nada convencional. Se trata de una obra breve que, en su escasa extensión, consigue ofrecernos una nueva perspectiva de Erzsébet Báthory, más conocida como “Condesa sangrienta” en el imaginario popular (y gran parte de la historiografía de finales del Siglo XVI).

Desde su prisión en los que fueron sus aposentos (donde pasó emparedada los últimos cuatro años de su vida), la noble húngara Erzsébeth Báthory repasa su vida a través de los personajes y los acontecimientos que en mayor medida marcaron su trayectoria vital y aquello en lo que habría de convertirse. de una manera introspectiva pero también adentrándonos en el pensar y sentir de los individuos que la rodearon, asistimos a una humanización del monstruo que nos presenta generalmente en la literatura (no por ello eludiendo los actos por los que fue condenada). A través de su pensamiento y de los acontecimientos traumáticos por los que hubo de pasar ya a una temprana edad, asistimos a su génesis como cultora de la sangre, mujer que se consideraba a otro nivel de los convencionalismos mortales casi como encarnación de una de esas deidades oscuras de las que pudiéramos considerarla sacerdotisa.

Las fuentes de la época son de difícil interpretación a la par que escasas. Si bien el juicio en sí, tanto de la condesa como de quienes la auparon en sus actos, está muy bien documentado, sus diarios no se conservan. Ello siempre ha llevado a la dificultad de discernir en qué punto pudieron exagerarse las acusaciones primero y la leyenda después en favor de Matías II de Hungría, quien ansiaba sus posesiones. Sin embargo, el autor demuestra moverse estupendamente entre estas dificultades y nos presenta una obra lo más fiel posible a los testimonios de la época y aderezada con grandes cantidades de mitología magyar de una manera perfectamente congruente con el argumento y, además, muy ligada a la mentalidad de la época. La propia narración es exquisita; tanto las descripciones como los diálogos, ambientaciones, etc. me han trasladado de forma muy efectiva (inquietante incluso) al castillo e inmediaciones de Csejthe.

Me ha gustado especialmente que se nos ofrezcan diferentes puntos de vista en cada capítulo, constituyendo así un grandísimo ejercicio a la hora de mostrarnos la mentalidad de la nobleza de la época y las sombras de un contexto tan oscuro. Por supuesto hay momentos truculentos en el libro, no podría ser de otra manera tratándose de tan tristemente reputado personaje. Sin embargo, no se trata en absoluto del morbo de los actos de la condesa, sino de desgranarnos poco a poco el origen del personaje tal y como la leyenda nos lo ha dado a conocer, de tratar de comprender su psique y todos los elementos externos e internos que la condujeron a esa eclosión. Por otro lado, el elemento sobrenatural está tan magistralmente integrado y entretejido con los acontecimientos puramente históricos, que se le otorga un aura de realismo verdaderamente inquietante. de hecho, no pude evitar la sensación de terminar el libro estremecida por toda esa oscuridad que Mario Peloche proyecta en esta imponente novela a través de su meritoria interpretación de un personaje que, aún hoy en día, permanece entre sombras en demasiados sentidos.

Este es el relato de una vida salvaje, auténtica, apasionada, sensible y cruel hasta el paroxismo; el clamor más visceral y salvaje de libertad que pueda darse. Esta es la historia de una niña obligada a ser mujer de golpe y a la que le brotaron espinas; de la heredera de Artemisa, una hija de la Luna, la virgen oscura, sacerdotisa y diosa de su propio culto sanguíneo. Esta es la crónica de Erzsébet Báthory de Ecsed —condesa sangrienta para el vulgo, dama pálida para los que habitaron su mundo— narrada desde su memoria, su cubil y su nido; de los casi cinco años que pasó emparedada en su propia habitación, rememorando el amor por sus hijos y la obsesión por sus niñas; la traición, la derrota y su victoria, la última, sobre la propia muerte.

El autor nos cuenta la historia de la Condesa Sangrienta desde la intimidad, desde sus memorias.

A parte de su buen hacer, su educación, su amabilidad, lo sé porque he podido entrevistarle en el podcast El bosque de los Aullidos, escribe de manera deliciosa. Algo que echo de menos en los autores nóveles.