Seré feliz mañana: Diarios

A veces pienso que vivir es buscar el epitafio perfecto, o sea, encontrar una explicación.

Tal y como yo la veo, la cultura no es tanto una cuestión de acumulación -saber más, conocer más, leer más- como de relación -la capacidad de trazar líneas que pongan en conexión infinitos puntos-.

La cultura no es un recipiente que hay que ir llenando con constancia testaruda, sino una constelación de saberes unidos por líneas invisibles que tenemos que aprender a ver.

[...], no se me ocurre mejor forma de pasar un fin de semana que perdiendo el tiempo, o sea, viviendo.

...vi a un señor que transportaba en su remolque una barca viaje en dirección Ourense, hacia el interior de Galicia, donde el mar se seca. Me pareció una imagen triste y delicada, como si alguien llevara una relación amorosa al desguace.

Ricardo Piglia escribió que hay recuerdos que se borran como si estuvieran escritos con lágrimas. Quizás yo escribo estos diarios para solidificar esas lágrimas, para guardarlas luego en un lugar seguro, pero se ve que ni así.

Las jaulas son frías, indiferentes, claustrofóbicas, pero también seguras. No puedes salir de ellas pero dentro es dificil que pase nada, ni bueno ni malo. Las mentiras, cierto tipo de soledad, el miedo, las drogas, la vergüenza: son algunas de las cárceles que nos autoimponemos. Cada uno elige ingresar en su prisión particular a través de un proceso penal íntimo, a veces incluso en varias a la vez. Ejercer la libertad individual no es sencillo, requiere voluntad, y a menudo supone salir a la intemperie, la disposición insensata a que pasen cosas (buenas, malas y tal vez terribles).

Hace mucho tiempo que no estoy verdaderamente triste. Pero que no esté triste no significa necesariamente que esté bien, porque bien-bien yo no estoy casi nunca. De hecho, lo habitual es que esté razonablemente triste, que a mí me parece que es una media como para estar contento. Además es que yo reivindico la tristeza. La tristeza cálida, escogida, tranquila, exenta de ansiedad y casi subrayada a veces con canciones o películas acordes al estado de ánimo.

Cuando vas a una librería a mirar un libro para regalárselo a alguien y encuentras uno que te parece tan perfecto que no te queda más remedio que quedártelo y seguir buscando otro para el regalo. Hay una metáfora ahí con la vida, la amistad o el amor, solo que no sé cuál.

Asistir a una conversación entre dos tímidos es como ver a un camión adelantando a otro.