Dot dedica todo su tiempo a su trabajo en la oficina de objetos perdidos del metro de Londres, disfruta de su trabajo y demuestra gran profesionalidad. Pero, cuando un anciano llega preguntando por el bolso de su esposa, cambios en la dirección de su trabajo y además se le unen sus problemas familiares, empezará a cambiar y replantearse las cosas. Es difícil calificar el género al que pertenece esta novela, ya que trata diversos temas como la pérdida, el dolor, sufrimiento, el remordimiento, pero también la calma y tranquilidad, pero se centra sobre todo en problemas de salud mental. Es una novela que empieza bastante interesante debido al trabajo de la protagonista tan original y curioso, pero conforme vas avanzando decae bastante y el motivo es la lentitud con la que se desarrolla la trama. Hay muchas partes en las que no ocurre gran cosa y llega a cansar. Además, me desorientaban los cambios de tiempo repentinos. La protagonista al principio nos la presenta como una mujer muy organizada y minuciosa, pero con escasa vida social, aparte de sus compañeros de trabajo. Poco a poco, va sumiendose en la tristeza por el recuerdo de su pasado y esto le lleva a refugiarse en sus pensamientos. Conocemos a su familia que en un inicio no comprendía sus actitudes, pero he podido entender las circunstancias que les llevaron a ese momento. Aunque es una lectura que me ha cansado bastante y no he llegado a disfrutar del todo, ha tenido algunos mensajes que sí me han gustado, como la relación que podemos establecer entre los objetos y recuerdos. Una historia que recomiendo leer de forma pausada. La edición me gusta bastante, pero esperaba más de la historia. |