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Crítica de mifuga


mifuga
01 February 2021
Benicio Neira es el sufrido padre de una familia numerosa compuesta por once damitas y un varón, que le traen por la calle de la amargura. Y es que su mujer tenía el vicio de parir, tanto es así, que murió pariendo. Y dejó al pobre Neira al cargo de unas criaturas que, debido a su clase social, no se plantean trabajar, pero que tampoco disponen del capital que les permita vivir como ellas pretenden. Así que Benicio va de préstamos en deudas, intentando que a las niñas de sus ojos no les falte de nada.

Es esta agonía, padecida por su amigo del alma, la que confirma al narrador, Mauro Pareja, arquitecto y soltero por convicción, que su postura ante el matrimonio es la más higiénica posible. La descripción, tan poco humilde, que hace de sí mismo resulta graciosísima. al igual que sus ideas sobre el amor y su sorpresa ante la coherencia que tienen para él los argumentos feministas que se exponen a lo largo de la novela, vinculados, sobre todo, a la genial Feíta Neira, que no está dispuesta a ser una mercancía matrimonial y demuestra a todos que una mujer puede ganarse la vida sin depender de un esposo que la sostenga.

Memorias de un solterón (1896), se desarrolla en la ciudad de Marineda, trasunto de la Coruña, al igual que otras novelas de Emilia Pardo Bazán. En ella aparecen personajes ya conocidos por el lector, que han protagonizado otras obras, como La Tribuna (1883). Aunque Pardo Bazán se considera una autora naturalista, en su madurez se centra en las relaciones entre hombres y mujeres, en la institución que las regula y en la situación de la mujer en su época, que la preocupa y sobre la que posee ideas realmente progresistas para problemáticas que, tristemente, siguen de plena actualidad.

Publicada inicialmente por entregas en La España Moderna, revista literaria con la que Emilia colaboraba de forma habitual, parece que tuvo poco eco en su época y que no se reeditó en España hasta 1911. Sí que resonó en los gallineros madrileños su idilio con el joven y atractivo director de la publicación, Lázaro Galdiano, con motivo de la Exposición Universal de 1888, y que supuso una gran conmoción emocional para Benito Pérez Galdós, que estaba dando, quizá, con la horma de su zapato, dejándonos algunas de las cartas de amor más hermosas, honestas y apasionadas que hayamos leído nunca.
Enlace: https://www.instagram.com/mi..
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