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Yo tenía dieciséis años cuando se publicó “Eragon”, y desde que me adentré en el mundo de Alagaësia los dragones son de mis criaturas mágicas favoritas. Estos libros se convirtieron en un hogar para mí, aquellos a los que más cariño tengo, porque fueron de los que me animaron a empezar con la escritura. Así que cuando supe que su historia continuaba me emocioné un montón, pero al mismo tiempo tenía miedo de volver entre sus páginas y ver que no me transmitía lo mismo. Además, hacía ya muchos años desde que había leído el último, y presentía que había olvidado muchos detalles importantes que me impedirían disfrutar como es debido de esta nueva aventura. Pero estaba equivocada. Su autor nos transporta una vez más a ese mundo lleno de magia, en lo que parece ser la primera entrega de una nueva serie sobre los jinetes de dragones, esta vez, desde el punto de vista de Murtagh, ayudándonos así a ver el porqué de sus acciones en los anteriores volúmenes. Su estilo de escritura ha cambiado, algo previsible después de su experiencia como autor, y aun así sorprendente. Ha conseguido mantenerme pegada a sus páginas desde el primer momento y en ningún momento me he sentido perdida, ya que con pequeños apuntes nos va refrescando la memoria de todo lo acaecido previamente, de una forma sutil y para nada pesada. Me ha encantado surcar de nuevo los cielos, esta vez junto a Espina y me he quedado con ganas de más, ya que aunque este arco de la historia se cierra, nos deja con muchas incógnitas que resolver. Y si he podido disfrutar de esta lectura, ha sido por medio de la iniciativa #readalong de @tandemcollectiveglobal y @penguinlibros a los que agradezco el envío del ejemplar. |
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