María y su mundo

En ese instante, doy un brinco y corro, corro y corro escaleras arriba hasta llegar a mi guarida. Mi habitación. Aquel espacio donde nadie puede refugiarse, solo yo y mi mundo.

En tu vida "normal", también existe esa persona que puede salvarte algún día. Esa persona que no te has parado a valorar, que es ajena a ti, invisible a tus ojos. Pero en algún momento de tu larga vida, se hará patente, y entonces, te pararás a pensar por qué nunca le prestaste la atención suficiente.

El balanceo de mi cuerpo me lleva a un lugar donde no puedo sentir amenaza alguna. Huyo a través de mi vaivén del mundo real y vuelvo a mi mundo, donde solo yo puedo ver y sentir a mi manera, ausentarme por unos minutos e ignorar todo a mi alrededor.

El autismo no es mi forma de vida, sino mi forma de ser. Mi comportamiento no es absurdo aunque no sea fácil de entender. Tiene su propia lógica y mi conducta es mi particular manera de enfrentarme al mundo desde mi especial forma de ser y percibir la vida.