Aprender a hablar con las plantas

Es curioso como la mayor parte de los lectores y de la crítica habla tan positivamente de este libro. Algunos lo presentan de una manera, que parece que si no te convence, es porque careces de sensibilidad o algo peor…
Muerte, dolor, duelo, sentimientos a flor de piel, es lo que te encuentras en la novela, cierto, pero ninguno de esos temas se afronta con la profundidad suficiente, de manera que comparar a la autora catalana Marta Orriols con Margaret Atwood o Alice Munro, como hacen algunos, se me antoja más que excesivo.
“Aprender a hablar con las plantas”, publicado en el 2018, narra un viaje introspectivo hacia el interior de un personaje, el de la doctora neonatóloga Paula Cid, que resulta ser bastante banal y superficial. Se supone que es la historia de superación de una pérdida, una pérdida con doble cara, puesto que Mauro, la pareja de Paula, poco antes de morir le comunica que desea separarse de ella porque ama a otra mujer. de manera que Paula se encuentra ante un doble duelo, uno abierto a la mirada de todos y otro que trata de ocultar a toda costa, incluso a través de la mentira, más preocupada por no ofrecer una imagen de víctima y mujer despechada, que otra cosa. La realidad es que el personaje de Paula experimentará dudas, dolor, desorientación, culpa, sí, pero muy poco, por no decir nada, de crecimiento personal a lo largo de toda la novela, una novela muy alejada de esa penetración psicológica que muchos le atribuyen. Los temas que aborda son delicados, sí, interesantes, también, pero insisto, tratados con muy poca profundidad en el fondo.
Coincido con aquellos lectores que perciben en el personaje de la protagonista, un constante tono de condescendencia hacia el resto de personajes (planos y construidos a base de tópicos) que es insoportable y que en absoluto justifica el estar pasando por un doloroso doble proceso de duelo.
Lo que sí hace muy bien la novela es reflejar el ambiente frívolo de las clases más acomodadas de Barcelona.
En definitiva, “Aprender a hablar con las plantas”, un título que yo interpreto como una metáfora de aprender a hablar con uno mismo, y ni eso consigue la protagonista, que en toda la novela resulta ser incapaz de comunicarse en profundidad con nadie, ni consigo misma, es una historia fácil de leer, y sin embargo, monótona, redundante, empalagosa… Lo único positivo que le encuentro es el hermoso tono lírico de algunos pasajes. Pero que una novela esté bien escrita, a menudo es insuficiente…

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