Santi y Pedro han montado su propio negocio: una agencia de detectives. Corren los años 90 y las técnicas de investigación son un tanto rudimentarias si las comparamos con las de hoy en día. Reciben como primer trabajo hacerle una foto a dos personas, algo que resulta más complejo de lo que parece en un principio por lo que he comentado antes. 9 años después, Santi recibe una llamada de auxilio de una mujer desesperada porque su hija ha sido secuestrada y solo él puede ayudarla. Por último, 14 años después Magda, Jorge y Rudy se meten en un buen fregado al intentar ayudar a alguien que les ha enviado un email contando una extraña historia. Estos tres hechos son los puntos de partida de una historia que se va desarrollando en diferentes momentos temporales. Al principio de cada capítulo tenemos quien lo va a narrar y en qué año así que no nos vamos a perder ni con el momento ni con los protagonistas. Comenzamos con Santi y Pedro que nos cuentan sobre sus comienzos complejos y lo disoluto e irresponsable de su comportamiento. Hay un antes y un después a partir del encargo tan raro que reciben. Jorge y Magda nos dan también su punto de vista, cada uno a su manera, alternando una investigación amateur y llena de meteduras de pata con su día a día. Al principio, puede parecer que ninguno de los dos hace nada a derechas, pero con el paso del tiempo van viendo por donde tirar y lo que hacer. El libro es un poco agridulce a ratos, puesto que al ir alternando presente y pasado, sabes cómo van a terminar algunas cosas y, por mucho que se haga, no se van a poder evitar, aunque también tiene algunos momentos en los que te vas a reír por las cosas descabelladas que alguno de los protas quiere llevar a cabo y termina haciendo. La acción casi no para de principio a fin; eso lo consigue el escritor con capítulos cortos alternados en el tiempo, así que vas de un lado para otro descubriendo cosas en un momento que no se pueden aplicar al otro porque los del siguiente capítulo todavía no se han enterado. Me ha gustado como se va resolviendo y dando respuesta a todo: los misterios, las dudas, las incoherencias, las sospechas, todo termina por aclararse. También se reflejan los contrastes de las diferentes épocas: la carencia de móviles o los dispositivos de rastreo en los mismos, el llevar una agenda escrita a mano o tenerla guardada en algún dispositivo, la complejidad de echar una foto con la cámara de la época o la facilidad de tener un móvil con todas las prestaciones... cosas que a lo mejor parecen nimias pero que sirven para diferenciar ambos momentos. En resumen, un libro que no habría que perderse. + Leer más |