Dime una adivinanza

Hoy os hablo del que ha sido mi primer acercamiento a Tillie Olsen, pero ya adelanto que no será el último. Olsen (1912-2007) formó parte de la primera generación autoras feministas estadounidenses y es especialmente reconocida por dar voz a la clase obrera de ese país. Hija de inmigrantes rusos y parte de una familia numerosa, a los 15 años tuvo que dejar los estudios para comenzar a trabajar en empleos bastante precarios. Eso, unido a la educación política que recibieron en casa, desembocó en un activismo político durante toda su vida, estuvo afiliada al partido socialista y participó en revueltas sindicales. En 1932, comenzó a escribir su primera novela, que quedó inacabada al dar a luz a  su primera hija.
 
Con esta sencilla aproximación a la biografía de Tillie, es fácil percibir como ella conocía de cerca los temas que explotará en los relatos que conforman ‘Dime una adivinanza', ya fuera por sus propias vivencias como por las de las gentes de sus círculos. de los cuatro relatos, sutilmente interconectados, el primero y el último han sido mis favoritos (y de los que hablaré aquí por cuestiones de espacio), de esos que después de leerlos, requieren unos minutos para para “volver al mundo”, al que de pronto, miras un poco diferente.
 
Me ha gustado mucho el estilo de Olsen: crudo, directo, incisivo, sin filtros y totalmente efectivo. Quizá resultado de ser autodidacta, o quizá simplemente de su forma de ver la vida. Una visión sin endulzar de la realidad de muchas personas, y en concreto, de muchas mujeres. de las tensiones y los problemas de la vida familiar. Escenas y recuerdos íntimos, llenos de tensión.
 
‘Aquí estoy planchando' es brutal, ya desde el título es toda una declaración de intenciones. Explora el sentimiento de culpa de una madre, el cuestionamiento de todas y cada una de las decisiones tomadas desde el nacimiento de su hija. ¿Tiene culpa del presente de su hija? La protagonista la asume, pero al mismo tiempo, expone una realidad compleja de una madre soltera que tenía que trabajar para poder sacar adelante a su hija y su vida. ¿Se puede trabajar y no estar ausente? En pleno siglo XXI aún trabajamos para que la conciliación sea algo real (y no privilegio al alcance de pocos) imaginad en los años 30 con absolutamente ningún tipo de ayuda. Saber que hizo lo que podía, no hace que la culpa de esa madre desaparezca. El relato tiene un sabor amargo, pesimista, pues quien lo narra conoce muy bien el techo de cristal que se cierne sobre la clase obrera.
 
"Yo era una madre joven, una madre descentrada. Había otros hijos creciendo, con sus demandas. La sabiduría me llegó tarde. Pese a lo mucho que tiene dentro, no conseguirá sacar más que una pequeña parte. Es hija de su época, de la depresión, la guerra y el miedo."
 
Este relato destila realidad, podría ser cualquier madre… y volviendo a la vida de la autora, Margaret Atwood dijo de Olsen "Ella no escribió por una razón muy simple: un día tiene 24 horas. Durante 20 años no tuvo tiempo, ni energía y nada del dinero que habría comprado ambos". ¿Sentiría Tillie también culpa? ¿O quizá algo de resentimiento por todos sus sacrificios en pos de su familia? Este tema se explora magistralmente en el último relato, ‘Dime una adivinanza'
 
‘Dime una adivinanza' es una cosa potentísima. Un matrimonio tras una vida entera juntos, no tienen nada en común. Ni en el presente ni en las expectativas de futuro. Una vida de soledad, de criar a siete hijos, de renuncias, hace que Eva carezca de conexión con su marido. de nuevo, los problemas económicos aparecen, después de toda una vida trabajando David quiere pasar la vejez en un hogar de jubilados donde “se lo dan todo hecho” y podrá tener vida social, el paraíso en la tierra. Eva no piensa abandonar su casa, ahora por fin, quiere vivir a su ritmo, sin imposiciones de nadie. ¿Qué hacer con esas diferencias? Ya así podría haber sido un relato estupendo, pero mete además se introduce un hecho que lo cambiará todo.
 
Un relato valiente, que rompe el molde de muchas ideas arraigadas en nuestra cabeza sobre la vejez y los cuidados. Una historia sobre el rencor acumulado, la incomprensión, la insatisfacción, las ausencias… marcan una vida y que te hace reflexionar sobre el perdón, algo que no necesariamente debe llegar siempre.
 
Los otros dos relatos abordan temas como el desarraigo y la pertenencia, las adicciones, la culpa, el desencanto. El racismo, las diferencias sociales… y la imposibilidad de huir de ellas. No son relatos alegres los de Olsen, pero abre un agujerito por el que mirar realidades alejadas del foco, presenta y crea referentes y eso, es muy necesario.