Los días felices

“Los días felices” es la continuación de la novela “El Gran Rojo” pero en cierta forma creo que aunque no hayas leído la primera podrás seguir sin dificultad esta segunda parte. Lo ideal es leer antes “El Gran Rojo” ya que comparte protagonistas: Ayla y Mascarell y hay detalles que quien vaya por orden de lectura va a disfrutar plenamente de la historia.
Ha pasado un año desde los acontecimientos transcurridos en “El Gran Rojo” y Ayla, de dieciséis años continúa con su solitaria vida, cuidando de su padre enfermo de Alzheimer. La visita de alguien de su pasado remueve su vida poniéndola en peligro. al igual que en el primer libro, su encuentro con el detective Mascarell es casual.
Soy fan de Benito Olmo desde que leí su primera novela “La maniobra de la tortuga” y conocí a su gran protagonista “Manuel Bianquetti”. Pensé que el autor no se podía superar en la construcción de personajes, pero con Mascarell ha rizado el rizo, aunque ojo, Bianquetti conserva en mi top el primer puesto.
Esta vez, Benito Olmo nos traslada a una Alemania muy poco conocida, a sus bajos fondos. Nunca hubiera visto un Frankfurt desde este prisma en el que están las peleas ilegales, drogas, y la explotación de personas sin techo.
Aunque la acción transcurre en Alemania como he dicho, nuestro protagonista es de Cádiz, por lo que tiene ese “saber hacer” tan español. Mascarell es un personaje con una vida complicada que acabó en Alemania de la forma menos pensada.
“Los días felices” es una novela negra muy negra. La forma de narrar de Benito Olmo es exquisita, no parece que estés leyendo una novela, sino más bien, ahora que recuerdo escenas, mi cabeza me traslada a una pantalla, es como si en vez de haber leído una novela, hubiera visto una película. Las escenas de acción son únicas, quien lo haya leído comprenderá lo que quiero explicar sin ningún esfuerzo.
Pero no todo va a ser acción. En “Los días felices” tenemos a una adolescente viviendo una vida que no debería vivir, cuidando de su padre enfermo de Alzheimer y toreando a los servicios sociales (esto es del primer libro). Por si no tuviera suficiente, también tiene que lidiar con la carga de tener que llevar dinero a su casa. Ahí tenemos la parte que pellizca el corazón. Pero no vayas a pensar que es drama, porque Ayla es de armas tomar, es una chica dura y cabezota. Ojalá el autor siga escribiendo sobre ella y la veamos en una futura novela como adulta, tendrá que ser espectacular.
Los capítulos de “Los días felices” son cortos, llenos de acción y muy adictivos. Te aseguro que no podrás leer solo uno. Cada capítulo es de uno de sus protagonistas. Los dedicados a Mascarell, la narración es en primera persona, por lo que sabemos en todo momento lo que piensa. Los dedicados a otros protagonistas, la narración es en tercera persona. Esto es un estilo muy original.
El autor propone un experimento muy original en sus primeras páginas. Nos invita a hacer una lectura alternativa. Y es que entre capítulos, ha intercalado unas páginas en las que narra un interrogatorio y nos propone leerlos antes de adentrarnos en la novela. Así tenemos información privilegiada (que no spoiler) y puede ayudarnos a encarar la investigación. de ambas formas la historia es muy disfrutable.
A pesar de que estamos ante una novela negra, de hecho, un novelón, el autor imprime a la historia (donde corresponde) un buen sentido del humor, y siempre va de la mano de Mascarell, que por algo es gaditano. “Los días felices” también cuenta con una crítica social monumental, el autor encara puntos muy delicados que por desgracia tenemos en la vida real.
No puedo decir nada negativo de la novela, salvo un pequeño punto, y es que me hubiera gustado algo más de interacción entre Ayla y Mascarell. Imagino que en la próxima entrega ya lo haya. Porque las últimas páginas ya dan paso a una tercera parte, ya que también ha dejado algunas cuestiones sin resolver.
En resumen, “Los días felices” es una muy buena novela negra, llena de acción y con unos personajes muy bien perfilados. Sin duda la recomiendo.