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La nueva novela de Benito Olmo nos va a llevar hasta las calles de Frankfurt, la ciudad donde reside en la actualidad el escritor. Junto a un nuevo personaje vamos a adentrarnos en las entrañas de la ciudad acompañando a Ramón Mascarell, un detective algo peculiar tanto en procedimientos como en personalidad y físico. Un encargo un tanto peculiar y muy misterioso, sin apenas datos para iniciarlo, llevará al detective desde los tugurios más oscuros de la ciudad, las narcosalas, donde los drogadictos recomponen a golpe de jeringa sus vidas y las plazas donde jóvenes adolescentes menudean con la droga como único recurso para seguir viviendo, hasta lo más selecto de la ciudad empresarial, con sus oficinas acristaladas donde se mueven altos ejecutivos en gigantes de acero y cristal. Con estos contrapuntos en una novela muy rápida que transcurre en apenas cuatro días, Mascarell tendrá que vérselas con enemigos procedentes de varios frentes, sin saber a ciencia cierta quién está detrás de la desaparición de un joven al que ahora todos buscan. En su camino se encontrará con Ayla, una joven menor de edad aún, pero que ya lleva está acostumbrada a moverse con soltura en un mundo peligroso y que acaba de perder a su hermano supuestamente por una sobredosis, algo que a ella le resulta bastante extraño. Mascarell y Ayla tendrán que poner sobre la mesa lo que cada uno sabe y así poder hacer frente a un enemigo que empieza a ser común. Si la historia, compleja y bien elaborada, es sumamente interesante, no lo son menos estos personajes a los que el escritor dota de personalidades bien elaboradas, que buscan su sitio en una ciudad que no siempre es hospitalaria con ellos y en la que a veces se sienten atrapados. Mascarell, que llegó a Frankfurt en circunstancias nada parecidas a las que se encuentra ahora, no ve el momento y, ni siquiera el motivo, para abandonar esta ciudad y se conforma con salir adelante cada día aceptando trabajos que no son todo lo interesantes y económicamente rentables como le gustaría. Por otro lado Ayla, que se movía con soltura en el mundo del menudeo de droga, intenta recomponerse una vez más tras la pérdida de su hermano y trata en lo posible de hacerse cargo de su padre enfermo de Alzheimer, algo que tendrá que compaginar con la búsqueda de la verdad acerca de lo ocurrido con su hermano y su posible implicación en algo mas turbio. Una trama compacta y sin fisuras en la que Benito Olmo con su forma de narrar directa y precisa, que no pierde el toque de humor negro e irónico aún cuando las situaciones son de lo más peligrosas, nos va a descubrir una ciudad moderna y cosmopolita que también tiene una parte menos visible por la que transitan toda clase de personajes en busca de oportunidades. Drogas, prostitución, mafias, sobornos y chantajes están a la orden del día en las páginas de El Gran Rojo, en la que también hay espacio para recapacitar y dar esperanza a las segundas oportunidades. Enlace: https://www.sirmactres.com/2.. |
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