Sin cambios, no hay mariposa

Myriam Ojeda, la autora, nos desgrana en esta novela los diferentes aspectos que marcan la vida de una persona, entre los que destacan las relaciones familiares y las sociales, incluyendo aquí las amorosas.
Así, en primer lugar nos presenta a la protagonista de la historia como una mujer que ha sido criada por un padre adolescente, con el que tiene una relación casi más de amistad que paterno filial. Y sus abuelos paternos, pues su madre no quiso saber nada de ella. Con esta situación se da luz a las miles de familias constituidas de igual manera y no por ello dejan de educar con grandes valores a sus vástagos.
También en la novela, y aunque pueda parecer que generado por esta familia desestructurada, nos hace ver a los lectores que la anti sociabilidad no es más que producto de nuestra búsqueda de la soledad y no ser comprendido totalmente por el entorno social en el que nos movemos.
Además, la autora da gran importancia al valor de las críticas de los demás sobre una persona determinada, y que pueden generar al resto actitudes negativas hacia alguien. O complejos en la persona criticada y/o acosada. Sin embargo, nos proporciona una visión más positiva al hacer que uno de los personajes sea capaz de salvaguardar su autoestima de las críticas y tener una personalidad que defiende con gran fortaleza.
Por otro lado, Myriam hace que su protagonista principal haga girar su vida entre la búsqueda de su madre, aunque de manera más residual pero con gran transcendencia, la consolidación de la amistad y el amor. Con la unión de todo ello nos indica la gran trama que envuelve la obra, la búsqueda de la felicidad. En este sentido, durante la lectura seremos partícipes de la complicación de la consecución de este objetivo vital, pues la vida siempre nos pondrá en la tesitura de elegir para complicarnos llegar a esta meta.
Personalmente, la novela me ha hecho reflexionar sobre la importancia y el valor de la familia y los amigos para tener una vida plena y feliz. Por ello considero que es bastante recomendable.

Cuanto que vi que Myriam había publicado nueva novela, me tiré de cabeza a por ella. Esta mujer escribe muy bien.

La portada es preciosa.

Nos encontramos con una historia de superación y crecimiento personal. Narrada a saltos del presente al pasado desde el punto de vista de la protagonista, Alanna.

Toca temas como el amor, la familia, la amistad y el más relevante, las adicciones. Este ultimo lo hace de una forma cuidada y tristemente real.
Así que drama tenemos un poco.

Me ha encantado el toque desenfadado y joven que le da a los diálogos, especialmente en la relación de Alanna con su padre.

Tiene buen ritmo en general, solo hubo algunos capítulos pasando la mitad del libro algo más lentos y planillos, el resto perfecto.

Las únicas peguillas que he visto son una escena poco real y que hay algunas palabras sueltas a repasar, nada grave.

La autora ha creado unos personajes que consiguen llegar, traspasar la hoja/pantalla.
La evolución de la Alanna de las primeras hojas a la del final es enorme. Una protagonista con una fortaleza admirable.
Ian, (adoro ese nombre), es el típico tío atormentado en el que yo también me fijaría, para que mentir. Tiene un bonito mundo interior detrás de su apariencia.

No tenía claro cómo iba a terminar esta historia y me tuvo a la expectativa hasta el final.

Nos encontramos ante una historia romántica que comienza a los veinte años de los protagonistas y que conoceremos su evolución a través de los años. Este planteamiento me ha gustado mucho y como la autora consigue aunar pasado y presente con flash backs y saltos en el tiempo que no desentonan.
Me gusta mucho también la elección de los personajes, que tienen sus claros y oscuros, enfrentándose a los conflictos que la vida les pone delante, que no son pocos.
En la trama siempre están sucediendo cosas que te mantienen enganchada hasta el final.
Una buena novela romántica con grandes historias no solo de los personajes protagonistas sino de todos los secundarios que los acompañan.