Mandíbula

Una novela en la que Fernanda, alumna de un prestigioso colegio para mujeres despierta esposada a una silla, en una cabaña en medio de ningún lugar en específico. Su secuestradora: Clara, su maestra de lengua y literatura.

"Estar dentro de la boca de un cocodrilo, eso es la madre".
La autora muestra ese deseo devorador y asfixiante en el que se envuelven una madre y su hija. Un círculo infinito en el que "la madre se come a su hija y viceversa" ¿Por qué, por qué una madre cria a hijos perversos?

El blanco, un color que se menciona al inicio de la novela, un color que mientras más avanzan las páginas, más sentido cobra. El blanco —como lo explica Annelise— también es una fuente de terror. Me recuerda a aquella película de Ari Aster "Midsommar" (2019) en la que uno se da cuenta que no se necesita de la oscuridad para causar miedo y perturbación. Un color que si se ve o lee en exceso resulta desagradable, inaguantable.

Edgar Allan Poe, H.P. Lovecraft —y su horror cósmico—, Kubrick, Tim Burton... Y temas nuevos, que hasta ahora no había tenido oportunidad de leer en una novela; los creepypastas. Esas historias y leyendas urbanas que se comparten a través de internet y sus diversas plataformas, ese tipo de narraciones que algún día una persona que subió un blog y se convirtieron en la literatura básica de un (pre) adolescente de los 2000.

Una novela con un estilo narrativo "diferente", en el que se yuxtaponen los acontecimientos de una manera casi fílmica. Entretenida, disruptiva, novedosa.

Primer novela que leo de Mónica Ojeda y que me abrió el camino para continuar en su mundo literario.