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Es una novela negra muy sólida, atmosférica por los cuatro costados y muy enganchante. Me la he terminado en un par de dias sin sentir esa cansina sensación de giros y personajes mil veces vistos (por ese motivo ya apenas leo novela negra), todo lo contrario, esa sensación de estar disfrutando de una lectura que no podías dejar, y hacia siglos la verdad que no me pasaba, a excepción de esa maravilla que me lei hace poco, Out, de Natsuo Kirino y no tanto porque ambas novelas comparten el escenario principal de Japón , sino porque las dos me han hecho disfrutar de un estilo narrativo que respeta sobre todo al lector, sin engañarlo. Aquí el protagonista, Kosuke Iwata, rezuma desesperanza y una tristeza interior muy real, muy de estos tiempos, una especie de vacio existencial resultado de un pasado traumático, y tengo que decir que los flashbacks que hacen mención al pasado de Iwata me han fascinado, encajan a la perfección en el presente y al mismo tiempo tienen un poso entre melancólico y poético que me han atraido casi más que la trama central. La investigación de Iwata va a más, no decae y al mismo tiempo vas conociendo a la ciudad, sus recovecos, la sientes viva, áspera, casi como sus personajes. En fin, una novela que se te queda grabada y la verdad es que estoy bastante impresionada por lo bien que me lo ha hecho pasar leyéndola. Nicolás Obregón en mi punto de mira y habrá que estar al tanto de la segunda de la serie ;-) |
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