Riesgos de los viajes en el tiempo

En principio, Riesgos de los viajes en el tiempo podría parecernos una distopía, puesto que partimos de un mundo futuro, aunque muy próximo a nuestra época, pues es el año 2039. Sin embargo en realidad no se trata de tal, porque dicho mundo solo ocupa las cincuenta primeras páginas del libro. El resto de la acción tendrá lugar en el pasado.

Tampoco podemos considerarla como una obra de ciencia ficción, porque cómo ha llegado el hombre a poder realizar esos viajes no es precisamente el tema de la novela. El hombre puede ser teletransportado al pasado y punto. No hacen falta más explicaciones. al igual que hizo Stephen King en su 23/11/63.

¿Qué es entonces Riesgos de los viajes en el tiempo? En realidad estamos ante una novela que analiza el comportamiento humano, su ansia por saber, su necesidad de libertad, su conformismo o inconformismo, pero sobre todo un análisis de como puede ser posible dirigir o manipular la conducta de un individuo o una sociedad.

Poco sabemos de esa sociedad del futuro, salvo que en ella, destacar es algo muy peligroso, especialmente en el campo de las ciencias, porque los científicos siempre están buscando respuestas y haciendo preguntas, algo muy incómodo para el poder. Un poder que ostentan sin ningún tipo de complejos los que tienen dinero.
Una sociedad en la que solo pueden triunfar los mediocres. Si estás por encima de esa mediocridad, estarás siempre en el punto de mira y podrás tener represalias. Y si te quedas por debajo, solo podrás optar a los peores puestos.

Por eso nada tan peligroso como una joven que desde su ingenuidad y sus ganas de saber articula un discurso que en realidad no son otra cosa que preguntas. Ese es su gran delito, preguntar y querer saber.

No van a ser mucho mejor las cosas al sitio al que es destinada, la universidad de un pequeño estado en el que lo que triunfa es también la mediocridad, donde ninguno de los grandes talentos de la misma será recordado en el futuro.
Una sociedad que sería libre si no viviera atenazada por el miedo a una hecatombe nuclear. Vale, ella sabe que tal holocausto no va a producirse, el lector también lo sabe. Pero poco más sabe nuestra viajera en el tiempo, porque tiene los recuerdos en parte bloqueados. No va a poder ganarse la vida con aciertos en quinielas o apuestas y el hecho de saber que no habrá guerra nuclear no pasará ante los demás de una mera suposición. Además, poco conoce de la época en la que está viviendo porque prácticamente nada le enseñaron en su escuela de los hechos del pasado.

Es en este mundo en el que le tocará desenvolverse, con una tecnología para ella obsoleta, sin móviles, ordenadores… Ahora bien, sabe que el Exilio no es lo peor ni lo más cruel que podía haberle pasado.

Con todo, lo peor es la soledad y a duda. Soledad que deriva no tanto del hecho de perder a todos tus seres queridos, sino a la dificultad de crear nuevos amigos, porque la paranoia se instala enseguida en el cerebro del exiliado al que se le ha dicho que va a estar completamente controlado. Cualquiera puede ser un espía y traicionarle cualquier error terminar en algo peor que el propio exilio. Si tenéis en cuenta que se encuentran allí porque un amigo los traicionó…
No sabemos, ni el protagonista tampoco, si ese control tan exhaustivo es real o no. Da igual, está tan instaurado en la mente des exiliado que pasa como con ese famoso experimento con ratas a las que se las trata de tal manera que su aversión por salir de la jaula es tal que no se atreven ni aunque les dejes la puerta abierta.


No ha resultado Riesgos de los viajes en el tiempo una novela como la que yo esperaba, porque se queda en un campo intermedio, que ni distopía, ni ciencia ficción, ni paradojas de viaje en el tiempo. Por el contrario, hay mucho tratado sobre psicología en esta novela. de hecho lo que la protagonista estudia es psicología y más concretamente conductismo.
Así que la novela finalmente termina siendo una novela sobre el conductismo, sobre la manipulación de las mentes. Muy interesante para aquellos a los que les apasione dicho tema, pero no tanto para el resto de los mortales como es mi caso.

Eso sí, el final está muy conseguido, de esos que te dejan pensando y repensando los últimos capítulos. Muy en la línea de aquel final de Origen, la famosa película protagonizada por Leonardo di Carpio.
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