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Había visto muchas veces la portada de esta novela, incluso la había tenido en mis manos en más de una ocasión, siempre dudando si comprarla, si esperar, si olvidarla… En mi última visita a la biblioteca la vi de nuevo, esperando con paciencia en la balda a que llegase y por fin me decidiese, y hoy estoy aquí para pediros que; si os gusta leer, si sois amantes de historias contadas con delicadeza, llenas de belleza desde la primera hasta la última de sus palabras, no dudéis cuando la tengáis en las manos. ¡Llevárosla! Los que me conocen saben que no soy de poner estrellas ni de dar puntuaciones y que cuando lo hago, no doy la máxima puntuación. No voy a decir que nunca, porque creo que lo habré hecho unas tres o cuatro veces, pero me cuesta mucho decidirme ya que, para mí, eso supone la perfección y hablar de perfección en literatura, como en cualquier otra cosa en la vida, es algo muy subjetivo y personal y, sobre todo, por lo menos en mi caso, muy difícil. Pues hoy, esta incrédula de las cinco estrellas que escribe este post, inaugura publicaciones con una sección a la que he llamado «Cinco estrellas» y que sospecho, no aparecerá demasiado por aquí. Lo he hecho movida por la necesidad de compartir con vosotros esta historia que me ha emocionado y enamorado desde la primera página. La semana pasada fui a la biblioteca a devolverla a esa estantería, esperando que no pasase demasiado tiempo allí (resulta que ya había quien la estaba esperando) y a buscar otro libro de esta hacedora de maravillas que ha resultado ser Maggie O'Farrell. No tenían más, así que me parece que ya tengo petición para regalos de cumpleaños. Espero, de verdad, que os lancéis a descubrir esta novela, si es que aún no lo habéis hecho y a que no olvidéis que esto de la perfección depende de los ojos de cada uno. |
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