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¿Cómo empezar? Las expectativas eran muy altas. La tenía reservada para leerla con tiempo y calma. Ha cumplido, en muy alto grado. La obra de Maggie O'Farrel tiene ese punto de sutileza que te hace entrar en la historia y ser uno más. Me he trasladado al S. XVI. Una narración intimista en la que los sentimientos de los personajes se entrelazan con el ambiente y la sencillez de lo cotidiano, todo ello unido a una narrativa impecable va creando una historia centrada en dos líneas temporales muy bien definidas. Poco puedo decir de este libro tan reseñado. Las relaciones familiares, la complejidad en los vínculos, aceptación, dolor, enfermedad (el capítulo que sigue la trayectoria de las pulgas infecciosas es magistral) y el duelo, su gestión por parte de todos los protagonistas de la historia. Esa segunda parte de la obra me la quedo en un cajón especial en mi corazón. Es una historia contada desde el punto de vista femenino, un homenaje indiscutible a la mujer, humanizando de algún modo la figura del “genio” pero dando lugar a todas aquellas mujeres relegadas a la sombra de sus maridos. En aquel Siglo no se veía de otra forma. Maggie ha dado voz a esos personajes que la historia mantuvo perdidos en cualquier línea de un libro, a sus vidas, a sus historias, ha dado voz a los miles de padres, madres, hermanos que hicieron de la sombra en la que vivieron, una vida, vida en función de otras personas, vida repleta de sueños que se truncaron en pos de alguien. Fronteras y límites eludidos. La importancia de la esencia de la vida se encuentra en la vida misma, en la cotidianidad, en esos momentos que se nos escapan si no somos conscientes de ellos. Mi mente iba rodando de un lugar a otro mientras leía, reflexionando, anotando mentalmente. No sé qué quedará en la memoria de nuestros hijos, lo que sí se es que serán emociones que anidaran en su corazón de por vida, aunque las imágenes hayan perdido nitidez. No concibo ni tan siquiera pensar que se debe sentir tras la muerte de un hijo, como actuaría ni que haría, pero lo que sintió Agnes y como lo expresó Maggie en esta obra, estaría muy cerca de la realidad. Para mí la palabra de esta obra es Generosidad. Generosidad entre los hermanos. Entre Agnes protagonista indiscutible y su esposo entre una madre y sus hijos Entre un padre que, aunque ausente en la vida de su familia, resucita a su hijo en una obra que será Universal. «¿sabes que ese es el principal motivo por el que te quiero?, porque ves el mundo de una forma distinta». “tú te quedas, le susurra, yo me voy. Quiero que te quedes con mi vida. Es para ti, te la doy”. “¿Cómo se dice, pregunta Judith, cuando una persona tenía un gemelo y ya no lo tiene? (…) Si estás casada y tu marido se muere, eres viuda. Y si a un niño se le mueren los padres se convierte en huérfano. Pero ¿cómo se dice lo que me pasa a mí?” “La crueldad y la devastación nos aguardan a la vuelta de cualquier esquina, dentro de un arcón, detrás de una puerta: saltan sobre una en cualquier momento como un ladrón o un bandido «La cuestión es no bajar nunca la guardia. No creer nunca que se está salvo. No dar nunca por hecho que el corazón de tus hijos late, que tus hijos beben leche, que respiran, que andan y hablan, sonríen, discuten y juegan. No olvidar ni un momento que pueden desaparecer, que te los pueden robar en un abrir y cerrar de ojos, que se los pueden llevar como leves villanos.» |
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