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Esta historia comienza cuando Carmina, una octogenaria, está a punto de soplar las velas otro año más. En ese momento, sola, con la única compañía de sus logros profesionales y sus redes sociales, se da cuenta con amargura, que nada ha merecido realmente la pena, porque la soledad será su única compañía hasta su muerte. Y pensando en que se diría a sí misma si pudiese retroceder en el tiempo, a punto de terminar el día, es cuando comienza el viaje. Un viaje que nos lleva desde Madrid hasta Asturias, desde el presente al pasado, o desde el presente al futuro. Donde dos mujeres, Mina y Carmina, tendrán que convivir sin desearlo, enfrentándose a la frustración, el miedo y las heridas del pasado, que no las dejan avanzar, una convivencia llena de momentos incómodos, de risas, de llanto y de descubrimiento. Pero es que convivir contigo mismo, tiene lo que tiene, no puedes esconderte nada, porque te conoces demasiado bien. Este libro trata de la importancia del perdón, el que le damos a quien nos hace daño, el que recibimos cuando lo hacemos nosotros y sobro todo de la importancia de perdonarnos a nosotros mismos. Ese perdón sin el que nos estancamos y no nos deja avanzar, consiguiendo incluso que nos aislemos por el sentimiento de culpa. Con unos secundarios que me encantan, Enol, Nel y Llara, entre otros. Un libro que me ha hecho disfrutar, con el que me he reído, me he desesperado y me ha encantado. Y necesito un libro para Nel, ese hombre tiene que tener su propio libro. |
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