Si bien esta segunda parte pierde un poquito de intensidad con respecto a la primera sigue siendo una historia adictiva, con una narrativa exquisita y unos diálogos llenos de chispa. Seguimos teniendo salseos a tope, mucho drama (más que el primer libro, pero justificado), muchas fiestas, mal entendidos por un tubo, amistades que no lo son tantos, amores que tampoco y sorpresas dónde menos te lo esperas. Sospecho, tal y como ha acabado este, que el siguiente y último de la trilogía va a ser una montaña rusa de emociones. Deseando estoy ponerme con él. |