No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas

Todo libro tiene un principio y este, la verdad, empieza bastante movidito. Sara, nuestra protagonista, nos cuenta como a sus dieciséis años se enamora de un chico de su instituto, de como fue capaz de apuntarse a la obra de teatro por el simple hecho de que se apunta ese chico y de como consigue sorprender y llamar la atención del chico con el vestuario de la obra. Todo gracias a lo que mejor se la da, las plumas.

Gané este libro en un sorteo de Libros Mundanos ¡muchas gracias! La verdad es que si no llego a ganar este sorteo, no hubiera leído el libro y no me hubiese encantado como lo ha hecho. Tengo que admitir que me enganchó desde el primer capitulo hasta los agradecimientos, me lo he leído en apenas tres días y puedo decir que me ha encantado, bastante. A pesar de que no es lo que normalmente suelo leer, me ha gustado. Los capítulos a pesar de que son largos, 15 páginas más o menos, se te hacen muy cortitos y hacen que te enganches más y más. La pluma de la escritora es ágil y a pesar de que parezca sencilla, es todo lo contrario. Hablemos de la portada y es que la verdad hasta que no lees el libro no te das cuenta de por qué esos dos flamencos rosas pero aún así, no me gusta mucho. Es alegre y colorida pero no hubiera puesto dos flamencos. Es un libro con el que te aseguras pasar unas buenas tardes, las risas están aseguradas tanto por la trama como los personajes que se les va un poco la pinza. La verdad es que es un libro bastante divertido para leer ahora que ha llegado el verano. Su portada es muy veraniega.
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