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Segundo libro de la trilogía de Estocolmo. El autor continúa en la misma línea que con su primer libro, escenarios sórdidos, sucios, fríos, descritos de una manera tan detallada que te sumergen en un siglo XVIII a punto de acabar. Un ambiente donde reina la supervivencia a costa de quien haga falta, el pillaje, las penurias, las injusticias… En este caso seguiremos de nuevo los pasos de personajes conocidos a los que se unirán otros nuevos. Todos ellos magníficamente perfilados. Manteniendo la misma estructura que en el primer libro, nos encontramos una historia dividida en 4 partes bien diferenciadas, con capítulos cortos e intensos. Fácil de leer a pesar de su dureza. En la primera parte conoceremos a Erik, cuya infancia a pesar de pertenecer a una familia pudiente, no ha sido todo lo feliz que podría haber sido. Hijo segundo de un padre férreo y distante, será enviado a una de las colonias suecas de ultramar junto a su primo para madurar. Allí además de conocer cómo se vivía en un mundo tan diferente al europeo, seremos espectadores de otro tipo de miserias. Comercio de personas, latigazos , mentiras, crueldad, MALDAD con todas las letras en mayúsculas. En los siguientes bloques volveremos a Suecia como os decía, de la mano de algunos conocidos que se tendrán que enfrentar a nuevos misterios. No voy a contar mucho más solo que el final con una escena hipnotizante que te deja con el corazón del tamaño de una pasa, queda totalmente abierto para dar paso al tercer libro. Se me había quedado esta historia en el tintero y ahora recordando algunas historias y escenas me suben escalofríos por la espalda.. Un libro no apto para todos los públicos pero que sin duda merece la pena leer. |
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