La hija única

No es más mujer quien es madre, ni más madre quien lo ha llevado en su vientre. Dejando muy clara esta premisa, Nettel hila una novela narrada en primera persona que, en pocas páginas, expone un gran crisol de formas de maternar, incluyendo la opción de no poder o no desear hacerlo.

Y hablo de maternidad porque La hija única elige esa perspectiva. La figura del padre se diluye en una voz narrativa femenina, en la presentación de un elenco de mujeres que enfrentan situaciones distintas, en una sororidad nacida de vínculos más o menos afectivos.

Es una novela dura, no os lo voy a negar. Cuando la vida se pone difícil, no sirven los paños calientes. Pero también esperanzadora. La autora no se recrea en el dramatismo y pone en valor la resiliencia, la evolución y la amistad o red de apoyo tan necesaria siempre y, en especial, en los momentos de mayor vulnerabilidad.

Si sois de escuchar audiolibros, os recomiendo esta novela en este formato. Es la propia Guadalupe Nettel quién da voz a su protagonista y encaja tan bien... que se sigue perfectamente y se disfruta.