La hija única

Algo que no esperaba de este libro era que me fuese a gustar tanto. Sí, en la reseña de hoy voy al grano: este libro me ha encantado.

La maternidad siempre me ha parecido un tema muy complicado de tratar. Hay opiniones para dar y regalar, y todas son igual de válidas y respetables. Como mujer que acaba de cumplir los 30, muchos pensarán que estoy en el momento perfecto para ser madre, pero, sinceramente, yo aún no lo tengo tan claro. ¿Y si quiero serlo un poco más tarde? ¿Y si no quiero serlo? O peor aún… ¿Y si quiero, pero no puedo?

En este libro vemos la maternidad en todas sus formas y desde diferentes perspectivas a través de los ojos de tres mujeres: Laura, Alina y Doris. Una de ellas tiene clarísimo que no quiere ser madre; en otra la semillita de la ilusión va brotando poco a poco hasta que se anima a dar el paso y la última es madre, para lo bueno y para lo malo.

Cuando la maternidad es deseada, es algo precioso, pero también puede ser muy dura y drenarnos hasta la última gota de energía que nos queda. Lo que más me ha gustado de este libro es precisamente eso, que nos muestra todas las caras de la maternidad en su estado más puro, sin adornarla e idealizarla. Me gustaría profundizar más, pero no quiero soltarles ningún «spoiler». Creo que este libro se disfruta más sabiendo muy poquito de él e ir desentrañándolo según vas avanzando.

Ha sido una lectura cruda, devastadora, esperanzadora y muy necesaria. Sí, trata un tema con el que todas las mujeres ya estamos muy familiarizadas, pero nunca está de más refrescarnos la memoria de cómo funciona esta sociedad. Independientemente de dónde seas, si eres mujer, siempre se esperará de ti que seas madre y formes una familia. Y ya no solo por parte de los hombres, sino también por parte de otras generaciones de mujeres. Aquellas que antaño se vieron en nuestra misma situación y no les quedó más remedio que ceder y cumplir con su «cometido» porque lo veían como algo normal.