Si eres mujer y tienes cerca de 30 años habrás escuchado alguna vez la frase: «¿Y cuándo vas a tener hijos?». Y sea o no tu plan de vida a corto, medio o largo plazo, habrás puesto los ojos en blanco aunque sea por el hecho de que esa pregunta automática entraña una realidad aún presente en nuestra sociedad: que la maternidad se contempla como tu único camino vital, o al menos el más relevante. Esta es la premisa con la que esta fantástica novela comienza. A partir de ahí, se nos cuenta la historia de tres mujeres con opiniones y vivencias muy diferentes en torno a la maternidad. Junto a ello, esta novela nos hace plantearnos toda clase de cuestiones sobre este tema en concreto y sobre la familia en general de las que es difícil hablar. No quiero contaros mucho más porque tengo la certeza de que a «La hija única» hay que llegar un poco a ciegas. La autora nos ofrece una novela durísima con una pluma clara y directa. Y es que tiene un estilo casi analítico que disecciona las situaciones planteadas, y no duda en mojarse sobre dilemas morales sin caer en aquello de juzgar. Es una novela incluso informativa y ciertamente empoderante. Al fin y al cabo, «La hija única» nos invita sobre todo a contemplar otras realidades, a desmitificar la familia tradicional y lo que es ser madre, a cuidarnos y ayudarnos entre nosotras. A vivir en el presente, porque el futuro es incierto y lo único que tenemos es el ahora. Una novelaza, sinceramente. ¿Dura? Sí. ¿Necesaria? También. |