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En primer lugar, tengo que darle las gracias a Francisco Narla, el autor de esta magnífica novela, porque me llevó en volandas por toda la historia de la llamada Reconquista de la mano de una persona inolvidable de la que más adelante hablaré un poco. El lector que se decida por leer esta novela editada por la Editorial Edhasa, especializada en novela histórica, conocerá de primera mano a un personaje que vive en la misma frontera entre los moros y los cristianos, es decir, en tierra de nadie, oculto preparando su porvenir. Este personaje es Fierro, el protagonista de la novela con el permiso de su perro que también forma una parte fundamental en la novela. La sensación que me dio este personaje cuando leí la novela es que, desde mi punto de vista, Fierro es una persona que se piensa muy bien los pasos que ha de dar para conseguir su objetivo, que no es otro que eliminar del mapa al que le hizo la vida imposible una vez en el pasado (no voy a decir quién es esta persona porque quiero dejar al lector que descubra a quién me estoy refiriendo aquí). "Fierro" es, ante todo, una novela de superación que encierra la lección de que nunca es tarde si la dicha es buena, y eso es lo que le sucede al protagonista, el mismo que se crece ante las adversidades. También hay que decir que la venganza es otro de los personajes esenciales de la novela porque, si no hubiera venganza se perdería la esencia de "Fierro". La peculiaridad que tiene Narla en esta novela, y supongo que en sus anteriores novelas también, es la musicalidad que guarda su narrativa. Tiene un don de imprimirle a la escritura música. Por este aspecto que saco a colación, Francisco Narla, desde que leí su novela "Laín: el bastardo" y desde que le conocí en persona en la presentación de "Fierro" dentro del marco de la Semana Histórica de Cartagena, forma parte de mis referentes literarios. |
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