Un mundo helado

Vamos a ponerle un poquito de humor para que no se haga tan largo.

La Antonia de este cuento (no se llama así, pero vamos a suponer que sí) un día se cansa de que su padre sea un prestamista fracasado y sale ella a hacer la ronda. Reparte hostias como panes, diciendo que pa chulo su pirulo y se vuelve cada día con miles de cosas de los chinos porque la gente no tiene plata: floreros, cubrecamas, sacacorchos, una criada...
Antonia y su familia de pronto son pudientes y se le ocurre la idea de que podría convertir en oro las monedillas que le sobran dándoles barniz de madera.
Esta hazaña llega al rey de la noche, quien también quiere catar el oro y le deja unas monedillas en la puerta sin decirle ni pa qué. Que se las apañe Antonia, que tan lista es. Y oye, la tía va y lo entiende!

Esta historia va de Antonia, su familia, la criada, su familia, el rey de la noche, su familia y la familia de una muchacha que no quiere ser zarina porque ella es más chula que un ocho y el zar no le cae en gracia.

Hay plata, oro, desgracias y mucho frío, pero mola un puñao verlos a todos abrigaditos y arrejuntaditos, soportando una nevada tras otra sin abrir la boca.

Te lo recomiendo si te gustan las heladas tochas y la magia de convertir la plata en oro o si quieres aprender a hacerlo porque encima te dan la clave 👌

Es un retelling del cuento de Rumplestilkin, ese que todo el mundo conoce porque sale en la serie de "Érase una vez" y los capítulos son más largos que un día sin pan, pero todo bien. No pasa nada si tardas tres días en leerte un capítulo. Creo que había uno que gozaba de 100 páginas. Imagínate.

Me gustó lo bastante como para recomendarlo, pero bajo tu responsabilidad.